martes, octubre 17, 2006

El sadomasoquismo como práctica sexual consensuada. La experiencia de las lesbianas

Por Liliana Gómez Villa
Psicóloga

A Maria José y a Laura por enseñarme más de lo que se pueden imaginar sobre mi misma y por compartir este viaje conmigo. A Orlando
Por abrirme los ojos a un mundo fascinante, despertar mi curiosidad y sin saberlo incitarme a examinar mis prejuicios.

Medellín, noviembre de 2005
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Resumen

El sadomasoquismo ha sido percibido comúnmente como una practica peligrosa que realizan ciertas personas que disfrutan de hacerse daño unos a otros. Este trabajo pretende mostrar otra perspectiva, en la que se entiende como un juego que es realizado por todo tipo de personas para producirse placer sexual, y que por lo tanto, se aleja de la concepciones psicopatológicas y de los medios de comunicación para enfocarse en la experiencia directa de quienes lo practican y lo definen en sus propios términos.

El Sadomasoquismo visto desde allí, debe entenderse como un juego erótico gobernado por reglas en el que se da una estimulación intensa del cuerpo y se desarrolla una nueva tecnología del sexo que amplia el espectro de placeres posibles. Puede ayudar a reconocer aspectos desconocidos de la propia personalidad y así servir como vía para el autoconocimiento. Además permite llevar a cabo fantasías reprimidas o prohibidas de manera segura dentro de los limites de una escena.

Desde esta perspectiva, el movimiento SM se comenzó a organizar desde los años 50 en los estados unidos y desde eso se ha ido expandiendo haciendo parte de una nueva semiótica sexual en la cual los valores en torno a la sexualidad han ido cambiando de acuerdo con los movimientos sociales y las nuevas ideologías, tales como el pensamiento constructivista y la teoría queer. En parte la práctica del SM nos permite ver como la concepción cristiana y romántica de las relaciones sexuales esta siendo cuestionada y devela que los valores y la forma tradicional de relaciones ya no alcanzan para cubrir la complejidad de interacciones que se presentan en la actualidad.
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Nota: La presenta monografía fue presentada por la autora como requisito para optar al título de psicóloga ante el Departamento de Psicología de la Universidad de Antioquia. La monografía fue asesorada por el psicólogo y magister en filosofía Orlando Arroyave y fue presentada en el mes de Noviembre de 2005.
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La publicación de la monografía en este blog se hace bajo consentimiento y autorización expresa de la autora.

Introducción


El presente trabajo en gran parte fue posible debido a la oportunidad que tuve de vivir en Nueva York por 18 meses mientras realizaba la práctica universitaria. En este viaje me propuse una misión, inspirada por el curso de sexualidades contemporáneas del profesor Orlando Arroyave, de investigar todo lo que pudiera sobre sexualidades alternativas en Estados Unidos. Mi interés por el sadomasoquismo fue precedido por las lecturas que en esas clases hicimos de las reflexiones e investigaciones de Foucault en torno a la sexualidad y de los planteamientos de las teorías queer. Estas lecturas sirvieron como bases teóricas, me motivaron para seguir investigando sobre el tema y abonaron el terreno para propiciar un cuestionamiento sobre la sexualidad en general.

En Nueva York me impacto la enorme diversidad en las formas de expresión sexual. Pase mucho tiempo observando y conversando con la gente en el barrio gay, conocido como el Village y aprendiendo sobre esta cultura. Eventualmente el tema del sadomasoquismo logro despertar mi curiosidad y decidí investigarlo a fondo.

El viaje me dio la facilidad de obtener material de lectura sobre el tema y me permitió conocer autores sorprendentes que tuvieron un gran impacto en mí. Al tener un poco más de conocimiento gracias a las lecturas, me aventure a conocer personalmente aquello sobre lo que había leído. Así llegue a Paddles, un club S/M de Nueva York que encontré por Internet. En este lugar se reúne un grupo que se llama Domsubfriends o DSF (dominantes, sumisos y amigos) y del cual me hice miembro para poder participar en las demostraciones y en las fiestas privadas.

Ver anexos 1, 2 y 3 sobre mis primeros acercamientos a la comunidad SM.


Como resultado de esta experiencia, mi posición frente al sadomasoquismo y la manera en que lo expongo en este trabajo es de respeto y admiración. Seguramente no es la respuesta que se podría esperar de alguien que presenta una monografía para optar al titulo de psicóloga. Quizás seria más aceptable hablar de él como una parafilia citando el DSM o presentando los casos clínicos de sus adeptos perturbados. Sin embargo, las experiencias vividas y la formación crítica que aprendí en el paso por esta universidad me impiden tomar el camino del dogma y opto por el del cuestionamiento y la exploración. El hecho de acercarme a una práctica como esta, me hizo cuestionar hasta lo más profundo mis suposiciones sobre la sexualidad, un área cuyo conocimiento debería siempre estar en construcción.

Gran parte de la educación universitaria para mi ha sido el cuestionamiento de discursos establecidos como verdades inamovibles. Un proceso que implica darse cuenta de que todos los discursos obedecen a fines y la adquisición de herramientas y habilidades para develar su funcionamiento. ¿Como es posible desarrollar un sentido critico para tantas cosas y no aplicarlo a una esfera tan importante de nuestras vidas como es la sexualidad, quizás por creer que es un tema muy personal o que no es propio de la academia? En la actualidad me interesa el tema de la sexualidad y el género. En un intento por apartarme del discurso cultural impuesto para hacer una construcción personal, salgo a la búsqueda de otro tipo de información.

Esta monografía pretende ofrecer información acertada acerca del SM sin las atribuciones patológicas clásicas de las disciplinas Psi como agentes normalizadores. Pienso que conviene que un psicólogo tenga un amplio espectro de conocimiento sobre sexualidad y una mente abierta y desprejuiciada sobre los diferentes tipos de manifestaciones sexuales. La presento como una propuesta educativa, un intento por dar a conocer sobre un tema del que se sabe muy poco en nuestro medio.

Tome a la escritora norteamericana Pat Califia, como principal fuente de información porque como mujer, fue importante para mi aprender de este tema desde la perspectiva de otra mujer para contrarrestar la idea de que el sadomasoquismo es una practica que pertenece a la esfera de la pornografía producida para hombres y que es degradante para las mujeres. En vez de esto lo que encontré fue una cantidad de mujeres empoderadas a través de su sexualidad, haciéndose dueñas de sus cuerpos y de sus deseos. Aunque Califia decidió cambiar de sexo en el 2000, participo de la comunidad de mujeres y escribió desde la perspectiva de una mujer durante más de 20 años de su carrera. Debido a que muy poco de su trabajo ha sido traducido al español, incluyo traducciones no oficiales que hice de algunos de sus textos que considero fundamentales para el desarrollo y el enfoque de este trabajo.

La primera parte consta de una breve historia del movimiento leather en Estados Unidos con énfasis en la comunidad de las mujeres, de la relación de la teoría queer con el sadomasoquismo y de la lucha de Pat Califia contra la discriminación hacia las personas SM.

La segunda parte hace una exposición sobre los conceptos básicos del juego SM. Entre ellas se encuentran definiciones, reglas, descripción de técnicas, y algunas de las explicaciones más conocidas por las cuales la gente practica el SM.

La tercera parte contiene reflexiones en torno a la practica del sadomasoquismo y los cuestionamientos que este le plantea al concepto de normalidad en lo que tiene que ver con sexualidad.


La ultima parte es una recopilación de anexos que son traducciones mías de piezas que considero importantes para ilustrar ciertos puntos del trabajo. Las incluyo en el trabajo por tener puntos de vista novedosos y porque es material que no ha sido traducido al español y por lo tanto no es fácilmente accesible en nuestro medio. Sirven como lecturas complementarias a este trabajo.

Capítulo 1: Historia del Movimiento SM

Aunque es posible encontrar en toda la historia y en todas las culturas, rastros de prácticas que podríamos hoy entender como sadomasoquistas, el fenómeno del sexo sadomasoquista como actividad sexual consensual es relativamente nuevo.

La primera mención del sadomasoquismo en la literatura científica es la de Richard Von Krafft-Ebing, psiquiatra alemán que publicó en 1886 su libro Psicopatía Sexual, un estudio sobre lo que era percibido en su tiempo como “perversiones sexuales”. En ese libro impuso las palabras sadismo (por el francés Marques De Sade) y masoquismo (por el escritor austriaco Leopold Von Sacher-Masoch) para algunas enfermedades mentales asociadas a disfrutar de la humillación y el dolor.

El Marques De Sade fue un escritor y filósofo francés de finales del siglo XVIII. Su nombre fue utilizado por Kraft-Ebing, para referirse a una tendencia sexual que se caracteriza por la obtención de placer infligiendo dolor a otros. Entre sus obras más conocidas se encuentran: Los 120 días de Sodoma (1784), Los crímenes del amor (1788), Justine (1791) y Juliette (1798).

Kraft-Ebing también utiliza la figura de Sacher-Masoch para definir la perversión contraria. En su obra mas conocida, La venus de las pieles, narra sus famosas aficiones como son hacerse la víctima, dejarse cazar, atar, hacerse infligir castigos, humillaciones e incluso dolores físicos por una mujer opulenta, cubierta de pieles y con un látigo en la mano. Masoch protesta inútilmente contra la utilización de su nombre para tal fin, pues no se reconoce en esa descripción de perverso.

Freud, basándose en algunas de las conclusiones de Kraft-Ebing sobre el sadomasoquismo, reconoce que en la mayoría de las personas existe un grado de tendencia hacia la agresión, un componente agresivo en el instinto sexual que devenido independiente y colocado en primer término, mediante un desplazamiento, pasa a ser sadismo. El concepto de sadismo comprende, para él, desde una posición activa y dominadora con respecto al objeto sexual hasta la exclusiva conexión de la satisfacción con la dominación del objeto sexual y el maltrato del mismo. En sentido estricto, solamente en el último caso, lo consideraría propiamente una perversión.

Desde otra perspectiva muy diferente, la palabra sadomasoquismo también se ha utilizado para designar ciertas actividades sexuales consensuales y para nombrar a una subcultura que comenzó con pequeños grupos de hombres gays y que se ha ido esparciendo a todos los géneros y orientaciones. Los espacios para hombres gays, al menos en un primer momento, fueron más propicios para servir de caldo de cultivo a esta subcultura. Desde allí fue creciendo hasta formar la vasta comunidad que es hoy en día.

El movimiento SM comienza en Estados Unidos en la década de los 50, con los primeros colectivos gays que se identifican con formas y códigos tradicionales de la masculinidad. Hasta esa época las representaciones sociales y mediáticas de los gays se basaban en la imagen del homosexual afeminado, produciéndose en el imaginario social una identificación casi completa entre el gay y lo femenino. Es el prototipo de “la loca” gay con pluma. Este cambio tuvo mucho que ver con el hecho de que durante la Segunda Guerra Mundial se crearon en el ejército numerosos lazos homo eróticos entre hombres que hasta ese momento habían vivido en el closet. Al terminar la guerra algunos de estos hombres, atraídos por ciertos valores experimentados en el ejército, como la disciplina, el compañerismo, la solidaridad, la jerarquía, la indumentaria, las insignias, etc., deciden continuar reuniéndose en pequeños grupos de aficionados a las motos, donde se recrean estos códigos hipermasculinos: relaciones de dominación y sumisión, motos, estética “dura” basada en el cuero como signo de identidad, y elementos característicos del cuerpo masculino: los bigotes, el vello corporal, los músculos, la fuerza física, etc.

Los primeros grupos leather se constituyen en California alrededor de estos códigos. En 1954 se estrena la película The Wilde Ones, de Laslo Benedek, protagonizada por Marlon Brando. En esta película Brando hace de líder de unos de esos grupos marginales; los guionistas se habían basado en los pequeños grupos leather existentes en aquel momento. La película tuvo mucho éxito y alimentó la creación de una red cada vez más extensa de grupos leather en los EE.UU.

A comienzos de los años 60 las comunidades leather gozan de cierta difusión dentro del mundo gay americano. De hecho, en 1962, la revista Life publica un reportaje sobre ellas a partir de un famoso mural de Chuck Arnett; según el artículo, los leather representan "el lado antifemenino de la homosexualidad". A partir de ese momento California vive una importante inmigración de gays leather, de modo que a comienzos de los años 70 existe una abundante proliferación de bares y clubes donde se celebran fiestas y orgías con sofisticados códigos y nuevas prácticas sexuales. Clubes como The Catacombs, Inferno o Shaw’s atraen a muchos gays de Estados Unidos y de Europa, entre ellos el filósofo Michel Foucault. Sus análisis sobre la experiencia SM se opone a la típica visión moralizante y negativa sobre el sadomasoquismo, en la que el ambiente leather se retrata como violento, patológico, asesino y peligroso.

En la década de los setenta el movimiento leather se diversifica con la aparición de grupos para heterosexuales, bisexuales y lesbianas. En 1971 se funda The Eulenspiegel Society (TES) en Nueva York, una asociación activista SM, principalmente para heterosexuales. En 1974 aparece la Sociedad de Janus en San Francisco para heterosexuales y mujeres bisexuales. En 1978 Pat Califia y Gayle Rubin fundan el grupo de lesbianas sadomasoquistas, Samois en San Francisco.

Por el enfoque de este trabajo vamos a detenernos en la historia del grupo Samois que durante sus 5 años de existencia retaría las nociones unitarias de la sexualidad e identidad lesbiana, abriría nuevas posibilidades para la experiencia lesbiana y cambiaria el rostro de la política lesbiana y la teoría feminista.

A finales de los setenta, aparece en San Francisco, lesbianas interesadas en el sadomasoquismo. La unión de estas mujeres da como resultado la creación de Samois en 1978, el primer grupo de lesbianas pro-SM en el mundo. Un año después, una de sus integrantes, Pat Califia, publica un ensayo llamado “The secret side of lesbian sexuality”, (“El lado secreto de la sexualidad de las lesbianas”). En este texto se declara públicamente como sadomasoquista, usando nombre propio y exponiéndose a gran peligro y rechazo. Ese mismo año, las integrantes del grupo salen abiertamente a la parada gay en la que son insultadas y escupidas.

Samois es conformado por mujeres muy visibles y activas políticamente, que se enfrentan no solo a las vehementes criticas de las feministas, sino a la exclusión y falta de apoyo de los hombres gays, que no logran conciliar la idea de mujeres invadiendo su territorio.

En 1981 Samois publica con sus propios fondos, ya que no logran encontrar ninguna editorial que se atreva a hacerlo, el primer libro sobre sadomasoquismo escrito por y para mujeres titulado Coming to Power (Llegando al poder). Este contiene ensayos políticos, testimonios personales, poesía y cuentos cortos de Pat Califia, Gayle Rubin y las demás integrantes del grupo. El libro tiene un gran impacto en la cultura sexual lesbiana y en la política feminista. Sirve para mostrar que aún sin tener una red de clubes de sadomasoquismo o locales y revistas especializadas, había muchas lesbianas practicándolo y que el relato de sus experiencias contradecía las acusaciones de ciertas feministas. Este libro reivindica abiertamente el sadomasoquismo lésbico como una manera de empoderarse a través de la sexualidad y sirve para motivar la conformación de más grupos SM de mujeres en otras ciudades de Estados Unidos y en ciertas partes de Europa.

Las fuertes polémicas y discusiones que genera la conformación de este grupo, hace que se cree una fuerte división entre los grupos de feministas radicales separatistas y las lesbianas anticensura pro-SM, que se ha dado a conocer como las guerras del sexo lesbico de los ochenta.

Por un lado, se desarrolla una línea liberal en torno a la sexualidad liderado por Gayle Rubin. En su artículo "Pensar el sexo: Hacia una teoría radical de la sexualidad" establece en un cuadro o gráfico una suerte de jerarquía en la respetabilidad social de las prácticas sexuales. Allí muestra un amplio abanico de tipos de conducta erótica, desde la que cuenta con el apoyo social y la total respetabilidad, hasta las que son condenadas socialmente y perseguidas legalmente. En el escalafón más alto sitúa la heterosexualidad reproductiva y en el más bajo prácticas como el sadomasoquismo, el fetichismo y el sexo intergeneracional. Según ella, el problema radica en la jerarquización de las sexualidades y hace un llamado a construir una alianza de todas las minorías sexuales que de una u otra manera subvierten a la heterosexualidad.

Pero las feministas radicales en vez de ver las similitudes de intereses, se unen a la oleada conservadora de la época y emprenden una cruzada en contra del sadomasoquismo y la pornografía. La resistencia de muchos grupos de mujeres y de lesbianas a aceptar el sadomasoquismo se debió a que lo percibieron como una síntesis extrema del sexismo, ya que tradicionalmente se ha identificado al hombre con la posición dominante y al sadismo con la masculinidad y sus privilegios sociales. Numerosas lesbianas y feministas denunciaron vigorosamente esta tendencia como anti-feminista, por basarse en la tradicional erotización patriarcal de la violencia y de la dominación. Y argumentaron que esta posición deshacía todo el cuestionamiento político global de la sociedad, originalmente propuesto desde el lesbianismo feminista, radical o separatista.

La feminista Sheila Jeffreys escribe, en un influyente ensayo en contra del SM, que:

Volver a regirse nuevamente por patrones de conducta sexual
típicamente masculinos -y gays- presentados como el ‘verdadero sexo caliente’,
demuestra una caída de la auto-estima de las lesbianas, quienes desde hace años
se proponían más bien una búsqueda sexual diferente y congruente con sus
aspiraciones feministas
[1]

Y añade que:

El uso de la pornografía y prostitución, aunque sean "lésbicas",
solo refuerza un imaginario patriarcal y multiplica las ganancias de la
industria del sexo, conduciendo por ende a la explotación de mujeres y lesbianas
por otras lesbianas
[2]


Sus críticas, sin embargo, evidenciaban un profundo desconocimiento del tema. No surgen de la experiencia propia, ni toma en cuenta las experiencias de otras mujeres que lo practican. Su principal argumento, basado en los presupuestos fundamentales del segundo momento de la teoría feminista, es que el sadomasoquismo sirve para incrementar la opresión de la mujer y acusa a quienes lo practican de ser aliados del sistema patriarcal dominante.

Como respuesta, Pat Califia escribe una defensa en su artículo “Feminismo y sadomasoquismo”:
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El sadomasoquismo usualmente es tratado de manera santurrona y
abstracta por teóricas feministas que creen que es la personificación del
sexismo, la violencia y el odio hacia las mujeres. En este artículo examino el
sadomasoquismo de manera teórica e intento un acercamiento entre feminismo y SM.
Me motiva la preocupación por las personas que están asustadas o avergonzadas
por su reacción erótica a fantasías sadomasoquistas. No quiero escuchar más
historias trágicas sobre mujeres que han reprimido su sexualidad porque creen
que el anhelo por la indefensión o el control sexual son políticamente
inaceptables. No creo en eso más de lo que creo que los homosexuales deberían
ser célibes para continuar siendo buenos católicos. El movimiento feminista se
ha convertido en una fuerza moralista que contribuye a la miseria y al odio
internalizado de las minorías sexuales…. Para algunas personas de afuera (del
movimiento), el hecho de que el SM es consensual lo hace aceptable. Puede que no
comprendan por qué las personas lo disfrutan, pero reconocen que la gente SM no
son monstruos inhumanos. Para otras personas, incluyendo a muchas feministas, el
hecho de que es consensual lo hace aun más aterrador. Una mujer que
deliberadamente busca una situación sexual en la cual pueda estar indefensa, es
una traidora a su modo de ver. ¿Acaso no lleva años el movimiento tratando de
persuadir a la gente de que las mujeres no son naturalmente masoquistas?
Les molesta la descripción del SM como consensual. Creen que la sociedad nos ha
condicionado a todas para aceptar la desigualdad de poder y relaciones
jerárquicas. Por lo tanto el SM es simplemente una manifestación del mismo
sistema. Pero la dinámica entre top y bottom es muy diferente de la
dinámica entre hombres y mujeres, blancos y negros, gente de clase alta y
trabajadora. Ese sistema es injusto porque asigna privilegio basado en la raza,
el género y la clase social. Durante un encuentro SM, los roles son adquiridos y
utilizados de manera muy diferente. Los participantes seleccionan los roles que
mejor se acomodan a sus necesidades sexuales, a la manera como se relacionan con
determinada pareja o que traje está limpio y listo para ser utilizado. La
recompensa más significativa de ser top o bottom es el placer sexual.
Si no te gusta uno, te cambias para el otro lado. ¿Podrías hacer eso con tu sexo
biológico, raza o estatus socioeconómico?
[3]

Las feministas que acusan a los sadomasoquistas de burlarse de los oprimidos al jugar con el dominio y la sumisión, olvidan que la subcultura SM sufre constante hostigamiento de la policía y todo tipo de discriminación. No reciben en absoluto el trato que el sistema otorga a sus colaboradores y partidarios.

Según Califia, pensar que el sadomasoquismo es sexista, es no comprender que el poder en una relación sadomasoquista no tiene nada que ver con el privilegio social, sino con el poder momentáneo que las partes de común acuerdo se otorgan sin ningún tipo de esencialismo de raza, clase o género.

Las lesbianas sadomasoquistas se defienden acentuando el componente consensual de sus actividades, pero este argumento no logra aplacar las acusaciones que parecen venir más del rechazo y la incomodidad para tratar temas relacionados con el sexo y por la mala interpretación de las imágenes descontextualizadas, que de argumentos informados sobre los supuestos abusos en contra de las mujeres. En estos ataques se evidenciaban los prejuicios y los dogmas de esta corriente de la teoría feminista y la falta de respeto por el derecho de la mujer para hacer elecciones en torno a su sexualidad.

Las lesbianas al buscar un lugar dentro del movimiento feminista toman un camino que tiene que ver más con la política que con su sexualidad, tema que causaba gran incomodidad y del cual especialmente las feministas heterosexuales querían distanciarse. Como respuesta a esto, aparecen nuevas revistas eróticas producidas por lesbianas. La más conocida se titula On Our Backs. El nombre mismo revela su intención de oponerse a la publicación feminista norteamericana más conocida Off Our Backs. Mientras que las lesbianas radicales habían afirmado en uno de los primeros manifiestos que "una lesbiana es la rabia de todas las mujeres, condensada hasta el punto de explosión", On Our Backs asevera que "una lesbiana es el deseo de todas las mujeres, condensado hasta el punto de explosión". La sexualidad y el erotismo entre mujeres comienzan a ocupar un lugar importante en el discurso feminista norteamericano.

Anteriormente el movimiento se afiliaba a un modelo de atributos femeninos en acuerdo con las nociones culturalmente dictaminadas, es decir, con unas cualidades más dignas, bondadosas y pacíficas que los hombres. Dentro de este clima, las lesbianas parecen ser vistas casi como seres asexuales que constituyen el ejemplo máximo de esta filosofía en la que el único sexo aceptable y feminista era un sexo sublimado de respetabilidad, ternura e igualdad, que no siempre concuerda con la realidad y los deseos de muchas mujeres pertenecientes a estos grupos. Todo lo que se saliera de ciertos parámetros muy rígidos era visto como sospechoso, objetivizador y aliado del enemigo. Se establecen así unos parámetros sexuales y de conducta rígidos que eran reforzados por la auto-vigilancia de sus miembros.

A finales de los ochenta, la aparición de la epidemia del SIDA, va a empeorar esta situación al incrementar el temor a la sexualidad que además de ser moralmente peligrosa, ahora se vuelve físicamente mortal. Los hombres gays y los sadomasoquistas son el blanco principal de una persecución en la que se implementan medidas discriminatorias que solo se aplican a ciertos sectores de la población y perjudican a otros. La comunidad gay se ve en la necesidad de unir sus fuerzas en contra de las políticas injustas alrededor del SIDA y aparecen grupos de activistas de donde nacen las bases para lo que luego se conocería como teoría queer.

En gran parte debido a la enorme influencia de la teoría queer, la tendencia social actual es de mucha experimentación con el género y la sexualidad en general. Esto ha creado un ambiente favorable para la exploración con el SM.

La popularización del Internet hacia finales de los 90, ha posibilitado un crecimiento en el movimiento sadomasoquista que sus fundadores jamás se hubieran alcanzado a imaginar. Ayudó para que se diera una explosión en el interés por el tema y facilitó la comunicación entre personas que comparten este interés. Resolvió el problema del acceso a la literatura SM que existía cuando las librerías se negaban a vender material de naturaleza sexual explícita. Se ha creado una enorme industria de venta de artículos SM que se pueden pedir por correo desde cualquier lugar con la garantía de privacidad. En Estados Unidos actualmente existen una gran cantidad de grupos que se dedican a actividades SM en gran parte del país.

Otra señal de este cambio es la formación en el 2000 de una red europea en favor de la desaparición del SM como parafilia de la lista de enfermedades de la International Classification of Diseases (ICD) publicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto ha hecho que las disciplinas psi también tengan que revisar sus posiciones frente al sadomasoquismo y por lo cual actualmente es posible encontrar afirmaciones positivas de psicólogos, sexólogos y psiquiatras acerca de este tipo de sexualidad.

Teoría queer

La teoría queer y el movimiento SM se han influenciado mutuamente y se han hecho grandes aportes. Por un lado, los practicantes del SM han jugado con el género desde sus inicios al cuestionar estereotipos culturales asignados a ciertos grupos. El sadomasoquismo desde muy temprano al definirse como juego o puesto en escena, servia para cuestionar la supuesta naturalidad que le ha sido impuesta a la sexualidad. Con la práctica de la teatralización del sexo-género, se pone de manifiesto la construcción artificial e interesada de las normas sexuales y la convención de la heterosexualidad como institución política. Del otro lado, la teoría queer sienta las bases para una política de los anormales, dentro de la cual se pueden ubicar todo tipo de disidentes sexuales para defender sus posiciones y formar alianzas.

Según Beatriz Preciado, queer debería traducirse por marica o bollera, pero también por transexual o por trabajadora sexual o puta. Sería aquello en contra de la normativización de cualquier identidad. Queer en castellano puede sonar un poco “glamour”, pero en inglés es una palabra dura. Se trata de la reapropiación de un insulto para autodenominarse. Lo que dentro de esta teoría se llama “giro performativo”.

El pensamiento queer, es desarrollado principalmente por la teórica norteamericana Judith Butler quien aplica el mismo tipo de análisis que hicieron Foucault y Rubin para mostrar que la sexualidad es socialmente construida, ahora aplicado al género. Esta reflexión continúa por la línea que habían iniciado las mujeres de Samois al esencialismo de género, explorando a fondo este cuestionamiento.

Este movimiento nació en las calles a principio de los noventa ante la necesidad de un activismo político radical para dar respuesta, tanto a las agresiones físicas homofóbicas que aumentaban de manera desproporcionada, como contra la campaña del SIDA -auspiciada por las autoridades médicas y farmacéuticas-, que atentaba contra la dignidad de los enfermos e implementaba medidas injustas y prejuiciadas especialmente hacia los gays y la comunidad SM. Comenzó formando alianzas con otros movimientos sociales disidentes y, eventualmente, apareció en las universidades, dando origen a estudios que luego se llamaría “teoría queer”.

También nació como una contestación a las políticas de identidad integracionistas y legalistas que cada vez más querían reivindicar al mundo gay y lésbico con la cultura blanca, heterosexual y de clase media. El hecho de ser gay no necesariamente implicaba que se fuera revolucionario o que se pretendiera cuestionar el sistema. La rama apropiada para los disidentes se convirtió en el movimiento queer. Frente a una política basada en una identidad esencial, estable y natural, y que conformaría una identidad colectiva a partir de la cual se organizaría la resistencia y se exigiría a los poderes dominantes derechos civiles iguales al resto de las personas, la práctica queer, reivindica la multiplicidad y la no rigidez de identidades. Es totalmente antiasimilacionista, pues se opone a una lucha cuyo único fin sea la reivindicación de derechos para obtener el estatus de “normalidad”. Frente a la política esencialista, el activismo queer propone disolver las categorías de identidad a favor de una política de la trasgresión y la parodia. Esta nueva estrategia de lucha, influida por el pensamiento constructivista, sostiene que las identidades sexuales y de género son productos históricos y sociales, en lugar de naturales e intrapsíquicos. Para esta teoría los binarismos producidos por la sociedad (heterosexual/homosexual, mujer/hombre, femenino/masculino) son la base de la opresión.

Según esta política deconstruccionista, las categorías identitarias puras constituyen un obstáculo para la resistencia y el cambio porque son más fácilmente localizables y peligran de ser controladas por el sistema. Una vez se rompe con la idea clásica de la lucha política, que pasa por la creación de un sujeto político bien definido y estable, la lucha política queer se convierte en una nueva estrategia de lucha transversal que consiste en la búsqueda y el señalamiento de fisuras del capitalismo y del patriarcado, para desde ahí producir discursos, prácticas de resistencia y estrategias de fuga de una realidad en continuo cambio y cada vez más compleja.

La política queer se opone a la sociedad misma, protestando no sólo contra el comportamiento social “normal”, sino contra la idea misma de normalidad. Queer nos habla de la diferencia de manera radical. Queer no sería, pues, tanto rebelarse contra la condición marginal como el disfrutarla.

El feminismo siempre ha cuestionado el carácter natural de los géneros masculino/femenino, afirmando su construcción social y cultural. Pero el queer va más allá, afirmando que los rasgos sexuales sobre los que se erigen esas construcciones sociales son artificiales. Tanto las diferencias sexuales como las de género se crean dentro de un sistema económico, político y social determinados, que producen un discurso creador de identidades sexuales aceptadas como las “normales” o “naturales” frente a las otras sexualidades, que se convierten en perversas, inmorales o patológicas.

Es decir, que son esos intereses ideológicos, económicos y patriarcales los que moldean los cuerpos. Son las instituciones médicas, culturales, legales, etc. las que crean unas sexualidades utilizando las tecnologías a su alcance para hacerlas encajar en uno de los dos polos del binomio masculino-femenino. Son los que crean cuerpos y sujetos posibles para una sociedad machista y heterosexista. Así se reduce el cuerpo a zonas erógenas en función de una distribución asimétrica del poder entre los géneros. La teoría queer llega a la conclusión de que el sistema heterosexual es un aparato social de producción de feminidad y masculinidad que opera por división y fragmentación del cuerpo que después identifica como centros naturales y anatómicos de la diferencia sexual.

(Ver anexo 4 de Patrick Califia tomado de sex changes.)


Califia y la discriminacion

Patrick Califia es una de las personas dentro de la comunidad leather que mas se ha esforzado para luchar en contra de la discriminación hacia la comunidad SM. Es considerado una de las personas con mayor trayectoria y experiencia en este medio. Nació en Corpus Christi, California, y vive en San Francisco. Es transgénero de mujer a varón. Activista y escritor, ha publicado cuentos, novelas, poesía, ensayos y artículos en distintos medios. Lleva escribiendo sobre S/M desde finales de los 70, ha publicado manuales de técnica, seguridad, ensayos políticos, cuentos cortos, novelas y ha editado varias compilaciones sobre el tema. Su experiencia vital ha sido de un recorrido marcado por la diferencia radical –al reconocerse como lesbiana, sadomasoquista, transexual y discapacitado- y la lucha por el reconocimiento del derecho que cada ser humano tiene de decidir que hacer con su propio cuerpo. Una lucha en contra de la normalización que trata de imponernos la sociedad.

En su libro Sensuous Magic asevera que: “El mito de el masoquista que se odia a si mismo y el sádico malvado es tan peligroso como el racismo, el machismo, la homofobia o cualquier tipo de prejuicio en contra de cualquier clase de personas”.[4]

Sobre esto, escribe:

El proceso de darme a conocer como lesbiana pervertida me obligo a
cuestionar muchos de mis propios prejuicios acerca del género, sexualidad,
identidad, y opresión. Era dolorosamente obvio que al simplemente reconocerme
como lesbiana no había eliminado mis prejuicios sexuales ni me había dado un
insight especial sobre la manera en que otras personas marginalizadas se las
veían con su estatus estigmatizado. De ahí mi curiosidad sobre virtualmente toda
variación sexual, gay o no, y mi disposición a ayudar a los transgenero,
boy-lovers, trabajadores sexuales, bisexuales, swingers heterosexuales, y a toda
la gente que es tratada mal porque a la mayoría de la gente le teme al sexo y
los políticos pueden ser elegidos al respaldar pánicos morales
[5]




Califia observo que la comunidad gay, a pesar de también ser perseguida y discriminada, no ha logrado mostrar respeto ni tolerancia para aquellos cuya sexualidad no puede ser claramente definida como heterosexual u homosexual o quienes han erotizado algo diferente al genero. Los gays también han contribuido a la discriminación en contra de la gente SM, los bisexuales, transexuales y otras minorías. Por eso su trabajo, ha consistido en gran parte, en dar a conocer sus propias experiencias y crear oportunidades para que otros también puedan hacerlo, como sucedió con la publicación de los libros Coming to Power y The Second Coming, que narran experiencias personales de mujeres con el SM. Los manuales que ha escrito sobre el tema han contribuido a hacer disponible información pro-SM acertada. Este tipo de información sirve para contrarrestar las críticas teóricas que se han hecho en contra del SM, que nunca se basan en la experiencia directa.

Hablando sobre sus motivaciones para comenzar a escribir sobre SM, Califia dice:

Me cansé de leer mentiras sobre mi sexualidad, me canse de que me
dijeran que no existía –y que si existía, era como una prima lejana de un
violador o un asesino psicópata. Me canse de sentirme sola y sabia que nunca iba
a haber una comunidad de mujeres SM si alguien no anunciaba que ya estábamos
aquí.
[6]


Para Califia la única manera de defenderse contra esto era tomándose el poder por medio de la palabra y en 1979 decide escribir un controversial articulo llamado “The secret side of lesbian sexuality” (El lado secreto de la sexualidad de las lesbianas) que viene a ser la primera vez que una mujer escribe explícitamente sobre su experiencia con el sadomasoquismo y que nombra una comunidad que se estaba apenas organizando.

(Ver anexo 5 “The secret side of lesbian sexuality” para la traducción completa de este importante artículo de Pat Califia.)

Para Califia, “el deseo que no puede ser nombrado ni descrito es un deseo que no puede ser valorado, realizado o utilizado como la base de una identidad”. Estas ideas fueron inspiradas por la obra de Jeffrey Weeks sobre historia gay y políticas sexuales.

Califia encontró en la obra de Weeks algo que se podía aplicar en el caso de todas las sexualidades no normativas. Weeks señalo que si cualquier identidad sexual (incluso la heterosexual) fuese natural, no necesitaría el apoyo de un sistema de refuerzo tan poderoso para producir el comportamiento deseado y castigo para los que no se amoldaran. También observo que el significado atribuido a un acto por la cultura dominante no es necesariamente el mismo significado que le asignan aquellos que lo practican. De este insight viene la posibilidad de que la cultura dominante no tiene el derecho de decir que tipo de sexualidad es saludable o dañina, amorosa o cruel. El poder, según Weeks, “viene de insistir sobre el derecho de decir lo que tu sexualidad significa”. A esta afirmación, Califia luego agregaría que “la sabiduría viene de preguntar a otras personas lo que su sexualidad significa antes de apresurar conclusiones”.

Califia ha intentado mostrar que las personas SM no son los monstruos crueles que nos han hecho ver los noticieros y los medios de comunicación, ni los enfermos mentales de la psicología y la psiquiatría, sino simplemente personas con una semiótica sexual diferente a la de la mayoría.

El hecho es que existen diferentes maneras de expresar afecto o
interés sexual. Hay quienes mandan flores, poemas, dulces o intercambian
anillos. A las personas SM les interesa llevar en sus cuerpos símbolos de
pertenencia a sus amos, hacer rituales como muestra de entrega y devoción con la
pareja y recompensar a su ser amado como una buena azotada
[7]
ooo
Notas:
ooo
[1] Sheila Jeffreys. “El postmodernismo y la teoría lesbiana gay”. En: Elena Beltrán y Virginia Maquieira. Feminismos. Debates teóricos contemporáneos, Alianza, Madrid, 2001. p.56-72
[2] Ibíd.
[3] Pat Califia. “Feminism and Sadomasochism”. En: Public Sex, San Francisco, Cleiss Press, 1994, p. 157-164. De aquí en adelante todas las traducciones de este libro son mías.
[4] Patrick Califia, Sensuous Magic: A guide to SM for adventurous couples. San Francisco: Cleis Press, 2001. p 89 De aquí en adelante todas las traducciones de este libro son mías.
[5] Califia, 1994, p.19
[6] Ibíd., p.12
[7] Ibíd., p.15

viernes, octubre 13, 2006

Capítulo 2: Conceptos básicos

¿Qué hace que una actividad sexual se incluya dentro de la categoría de sadomasoquismo? Para aclarar esta pregunta, en este capítulo encontrarán una recopilación de las definiciones más usadas por los autores con más credibilidad en el medio. Es importante lograr un acuerdo sobre los términos y la manera en que hablamos de estas técnicas antes de comenzar cualquier discusión, ya que existen tantos prejuicios y muy poca información adecuada al respecto.

Términos y abreviaciones

Cuando se habla de sadomasoquismo lo más común es que se utilicen las siglas SM o BDSM. En parte, es porque es más corto y más fácil. Pero también tiene que ver con las implicaciones negativas que tienen los términos sadismo o masoquismo y por el horror que suelen causar en la gente. Se han dado varios intentos por cambiar el nombre por algo que sea más políticamente correcto o que abarque más aspectos de la experiencia. Así que el término más actual y acertado sería BDSM, que más adelante explico en detalle, pero que casi nunca se le escucha usar a la gente en conversaciones informales y que incluso muchos no conocen. La primera vez que fui a un club, le pregunté a una mujer que trabajaba allí qué significaba y me confesó que no sabía, aunque llevaba más de un año en el ambiente y usaba el término con frecuencia. Las personas que opinan que la comunidad debería cambiar de nombre, proponen alternativas como Erotic Power Exchange (Intercambio Erótico de Poder), Sexual Domination and Submission (Dominación y Sumisión Sexual) o Sexual Magic (Magia Sexual). Estas propuestas tienen sentido, pero algunos no están de acuerdo, porque piensan que es como diluir su identidad en beneficio de otros, para que no los vean tan amenazantes o para que acepten su estilo de vida, algo así como lo que han hecho muchos sectores de la comunidad gay para ser aceptada en el mundo hétero.

BDSM es la sigla en inglés de la combinación de tres términos distintos pero relacionados, formada de la siguiente forma: las letras B y D iniciales son de bondage (ataduras, ligaduras, cadenas) y discipline (disciplina), las D y S del medio, domination (dominación) y submission (sumisión) y las S y M finales, sadism (sadismo) y masochism (masoquismo).

Por lo tanto, BDSM es un término sombrilla que engloba un amplio rango de actividades que siempre involucran un intercambio de poder entre dos o más personas y que es erótico para ambos o todos, aunque no necesariamente es específicamente sexual.

El primer par Bondage/ Discipline consiste en la inmovilización de una persona de diferentes maneras para castigarlos o mantenerlos en su lugar, ya sea física o verbalmente (o ambas). Se supone que el sumiso necesita ser inmovilizado para poder resistir las sensaciones dolorosas y no poder escaparlas. Cuando se juega con grados de dolor muy intensos es muy difícil pedirle a alguien que se quede quieto mientras le azotas. Suele considerarse una concesión de parte del dominante, el que amarre al sumiso como una manera de ayudarle a aguantar la paliza que le va a dar. Además tiene que ver con seguridad ya que si el bottom se mueve inesperadamente el top podría terminar dándole un latigazo en un lugar no deseado. Para muchos sumisos, el hecho de estar amarrados les da una sensación de seguridad que les permite relajarse y entregarse de manera más completa. También hay mucha gente que encuentra erótico el solo hecho de amarrar al sumiso, es una técnica que se ha desarrollado bastante y llega a unos niveles de complejidad admirables en los que los participantes se demoran horas creando una escena en el que el enfoque esta en la belleza y la maestría con que se amarra a alguien. En esto los japoneses tienen las técnicas mas avanzadas y su uso es milenario.

La disciplina que se administra casi siempre tiene que ver más con faltas buscadas o inventadas por los participantes para entrar en el juego, más que en faltas reales. Pues una de las reglas generales es que no se debe jugar cuando hay rabia verdadera de por medio, el SM no es un sustituto para la comunicación sobre los problemas. Así que el dominante busca cualquier falta o un buen sumiso comete errores a propósito para poder jugar. Hay personas que se dedican al entrenamiento de esclavos y forman relaciones tipo amo/esclavo que pueden ser de tiempo completo o por un tiempo acordado. En estas el uso del castigo y la disciplina son parte del entrenamiento y si puede estar relacionado con faltas reales.

El siguiente par, dominio y sumisión, es el elemento más importante y suele estar presente cuando se habla de BDSM. Se trata de una dinámica en la cual una persona es dominante y la otra es sumisa. El enfoque del D&S es en la manera en que los participantes se relacionan; el dominante tiene el control y el sumiso se abandona a lo que él o ella desee. Puede ser combinado con B&D o SM, pero no tiene que estarlo. Los sumisos se entregan completamente a sus dominantes; un sumiso le sirve y complace al dominante cuyas necesidades vienen primero. El juego de dueño y esclavo es un ejemplo típico de una relación D&S.

El último par Sadismo/Masoquismo, sadomasoquismo o SM es el más conocido y lleva invariablemente el componente del dolor. Es la exploración de sensaciones que bordean el límite entre el dolor y el placer. Los sádicos disfrutan de administrar dolor, incomodidad, castigo o crueldad sobre otros, y el masoquista disfruta de estar en el lado del que lo recibe. Ejemplos de actividades sadomasoquistas incluyen: flogging, caning, deprivación sensorial, el uso de pinzas para pezones y cera caliente, los cuales pueden ser combinados con diferentes tipos de juego psicológico.

BDSM es, por lo tanto, un término que engloba diferentes tipos de fantasías, prácticas y fetiches que a veces tienen poco en común salvo no ser las tradicionalmente aceptadas como sexo. ¿Cómo saber entonces si una práctica sexual extraña pertenece bajo la categoría de BDSM? La mayoría se guía por la dinámica entre los participantes, para discernir si hay un juego de poder en roles polarizados. Si no es así, puede que sea una práctica sexual extrema pero no se suele considerar sadomasoquismo propiamente. Sin embargo no hay una respuesta definitiva y con frecuencia se dan debates sobre lo que cabe dentro de esta categoría. El grado de daño provocado suele ser otro elemento importante para discernir, ya que muchas personas que practican el SM sano, consensuado y seguro, desean distanciarse de jugadores más extremos; cada grupo en particular tiene sus propias reglas de inclusión. Los autores citados en este trabajo también definen su posición aunque esta no es tomada como la última palabra.


Definiciones

Las definiciones que utilizo son dadas por personas que pertenecen al estilo de vida SM y que por lo tanto se refieren a esta práctica en términos favorables. Hablan desde la experiencia, no desde un discurso académico, ni hacen parte de los volúmenes de la psicopatología. En una época en la que la palabra del especialista se ha vuelto sospechosa, los sujetos ahora se nombran a si mismos y escriben sobre su propia experiencia. Esta es la información a la que no tenemos fácil acceso, por lo tanto es la que deseo exponer en este trabajo.

Para Javier Saez, un conocido teórico y activista queer español, el SM es:

Un ritual erótico que implica poner en práctica fantasías en las
que alguien juega el papel de dominante y otro u otros/as el de dominado. La
dinámica base del sadomasoquismo es el intercambio acordado de poder en términos
eróticos y con pleno consentimiento y cooperación de los participantes. El
sadomasoquismo, debería entenderse como un lenguaje sexual apasionado y
creativo, con sus propias convenciones, que siempre se pueden alterar o
renegociar y con sus propios signos y técnicas sexuales.
[1]

Y para Jay Wiseman:

Defino SM como el uso deliberado de dominación y sumisión
psicológica, y/o bondage físico, y/o dolor, y/o prácticas relacionadas,
de manera segura, legal y consensual para que los participantes experimenten
excitación erótica y/o crecimiento personal
[2].

(...) El SM es
una forma negociada de interacción erótica segura y consentida, entre adultos.
Por definición, no es abusivo, violento, degradante o de alguna otra manera
dañino para sus participantes. Si una actividad es cualquiera de estas cosas,
entonces también por definición no es SM.
[3]

Para otros autores es “una actividad en la que una parte renuncia al poder, de manera conciente y consensual, a otro en por lo menos uno de cuatro áreas: movimiento, comportamiento, sensación o emoción”[4]. “La subcultura SM es un teatro en el cual se pueden apreciar y representar dramas sexuales. En el SM hay un intento por volver erótico lo inaceptable”.[5]

Pat Califia se refiere al sadomasoquismo como una experiencia de la sexualidad intensificada o elevada. Al respecto afirma:

El sexo se convierte como en un instrumento musical con las cuerdas
apretadas, que elevan la nota a un sonido más agudo y nítido. Es más agudo
porque la sensación ya no esta centrada en el orgasmo genital, sino que puede
incluir sensación y descarga por todo el cuerpo. Más nítido porque la
comunicación clara, la confianza, honestidad y el cariño hacen parte de todas
las experiencias SM consensuales.
[6]

Dossie Easton y Janet Hardy dicen:

Nos gusta pensar en el juego SM como sexo gourmet. Los gourmet
eligen dedicar mucho tiempo, energía y atención en la planeación, búsqueda de
ingredientes, preparación y consumo de comidas muy elaboradas. De manera
similar, los sadomasoquistas tienden a pasar excesivas cantidades de tiempo
hablando sobre el sexo, aprendiendo, socializando con personas afines,
preparándose para el sexo y por supuesto teniendo sexo.
[7]


Definición dada por una mujer que practican SM, en Coming to Power:

Aquí hay una lista de lo que el SM es para mí: apasionado, erótico,
un ejercicio de crecimiento, consensual, a veces produce miedo, exorcismo,
reclamación, intenso, rompe barreras, construye confianza, amoroso, sexo
increíblemente espectacular, creativo, espiritual, integrador, sirve para el
desarrollo de poder interno como fuerza.
[8]



El SM no es violencia ni abuso

Como la dominación, el castigo, la humillación y el impacto corporal tienden a ser inmediatamente relacionados con el abuso, la primera aclaración que debemos hacer es la diferencia entre el juego SM y el abuso.

Al abordar este tema en su libro SM 101, Jay Wiseman da las principales razones por las que el juego SM se diferencia del abuso. Sobre esto aclara que el SM es siempre consensual, es decir, que es negociado y acordado con anticipación. Los practicantes planean sus actividades para minimizar los riesgos al bienestar físico y emocional de sus parejas. Es mas, el SM tiende a mejorar la relación entre quienes lo practican. Es un juego que se puede realizar en presencia de otras personas e incluso se organizan fiestas con este propósito, mientras que el abuso requiere aislamiento y secreto. El SM tiene reglas acordadas y responsables, el abuso carece de reglas. El juego SM puede ser solicitado e incluso intensamente deseado por el sumiso, nadie pide abiertamente ser abusado –aunque hay personas que a veces lo provocan. El SM se hace para producir placer erótico consensual y/o crecimiento personal para ambos o todos los participantes, el abuso no funciona de esa manera. El juego SM se puede detener en cualquier momento, por cualquier razón cuando el sumiso utiliza su palabra de seguridad, la victima no puede detener al abusador de esa manera. En el juego SM, el dominante siempre mantiene sus emociones bajo control ya que en gran parte de la excitación del sádico consiste en alterar deliberada y cuidadosamente el estado emocional o físico del bottom. Por el contrario, las emociones de un abusador están fuera de control. Después del juego SM, el sumiso casi siempre se siente agradecido hacia el dominante, mientras que una víctima nunca se siente agradecida por el abuso. Finalmente, a diferencia de los abusadores, los jugadores SM no sienten que tienen el derecho intrínseco, por su género, posición económica, u otros factores externos, para controlar el comportamiento de sus parejas. Wiseman termina aclarando que el SM se diferencia del abuso de la misma manera que el sexo consensual se diferencia de la violación. Aunque puede que se vea similar lo que sucede en los corazones y mentes de los participantes es completamente diferente.

El área más difícil para la mayoría de las mujeres es la confusión entre el SM y la violencia y pornografía que explota y degrada a la mujer. Parte del problema es que los asuntos de poder y violencia son muy cargados para las mujeres, y puede que sea difícil para algunas recordar que aunque dos cosas se pueden parecer desde afuera, no significa que sean lo mismo. Algunas mujeres, especialmente las feministas radicales, han perdido esto de vista y han sido muy prejuiciadas y hostiles hacia las lesbianas SM acusándolas de ser abusadoras de mujeres.

Ver anexo 6: Escena en un play party. Es una escena entre dos mujeres que ofrece un buen ejemplo de lo calculado, cuidadoso y placentero que puede ser una escena SM. Y que ilustra bien la gran diferencia entre una sesión SM y un acto de violencia o abuso.

Las imágenes que circulan en las mentes de la mayoría de las personas acerca del SM están formadas por las representaciones de los medios de comunicación y no tienen nada que ver con las experiencias reales y la información correcta. Por lo tanto la reacción de la mayoría de las personas hacia el sadomasoquismo es de horror y rechazo. Se asocia con personas que gustan de lastimar a otros y no con la asociación entre el placer y el uso del dolor para intensificar el placer. Ven el ejercicio del poder más no el componente del consentimiento. Ven el dolor o la humillación, pero no el compartir, el cariño y el amor. Todos estos aspectos son parte de la experiencia SM, solo que no hacen parte de los estereotipos que nos han formado al respecto y por los cuales juzgamos y rechazamos la experiencia. Las imágenes más accesibles, se encuentran en la pornografía comercial y este material a menudo contiene imágenes de actividades sexuales no consensuadas, no gratificantes para una de las partes o en las que se practican técnicas poco seguras. Es necesario aclarar que la gran mayoría de la gente sadomasoquista no juega de esta manera.

Según Wiseman y muchos de sus practicantes, el SM es un juego erótico intenso, cariñoso, consensual y seguro que no causa dado significativo. El daño provocado suele ser mucho menos que el que se causa al participar en muchos deportes. Sin embargo, la gente desconocedora del tema, evoca imágenes de violación, violencia domestica, secuestro y tortura.

Pat Califia dice al respecto que:
El SM no se trata de la violación, degradación, o abuso. Las
personas fascinadas por la violencia la pueden encontrar más fácilmente en los
noticieros o en las películas comerciales. Estas actividades solo son para
personas que les importa el placer y el bienestar de su pareja. Es solo para
adultos, personas bien maduras de mente y corazón, porque solo los adultos
pueden evaluar los riesgos, expresar sus deseos y su consentimiento
[9]


Cómo funciona

Como ya vimos, el sadomasoquismo es cualquier actividad sexual mutuamente placentera, entre adultos capaces de dar su consentimiento y que incluye juego de roles dominante–sumiso, inmovilización física o dolor placentero. Es considerado como un juego, con reglas y límites que permite explorar aspectos desconocidos de la personalidad y placeres desconocidos para el cuerpo. No se pretende producir daño real, hay muchísima preocupación por la seguridad física y el cuidado emocional. El fin último de este juego es producir placer y el dolor solo se utiliza como medio para lograrlo.

El SM se puede practicar en encuentros con conocidos, pagando a profesionales o practicado por parejas que comparten este interés. En cuanto a la práctica en sí, si el interés es el castigo, este puede ir desde unas palmadas suaves solamente para excitar, hasta una paliza que te deje con morados y adolorido por varios días. A algunas personas les basta la actuación, otras necesitan algo de acción, y otras sólo disfrutan con lo extremo. El BDSM se puede integrar a la vida de la pareja como actividad ocasional, en la que se juegan escenas por sí o como preludio al acto sexual, o puede ser una forma de vida permanente, como mantener una relación esposo dominante/esposo dominado (en la que tanto la mujer como el hombre puede cumplir cualquiera de los papeles), o una relación permanente amo/esclavo, en la que una persona da control total a la otra sobre su vida.

El género y la orientación sexual de los participantes puede ser muy variada. Lo practican heterosexuales, homosexuales, bisexuales, transexuales y personas que se identifican con otras maneras. El número de participantes puede ir desde una sola persona que lo utiliza durante la masturbación, a parejas, tríos o como práctica grupal.


Roles

La dinámica básica del juego SM consiste en hacer un intercambio acordado de poder, adoptando los roles de dominante o sumiso por un tiempo determinado. La mayoría de las personas suelen preferir un rol sobre el otro, pero esto usualmente requiere de considerable exploración para determinar y puede cambiar con el tiempo. Aunque se dice que nadie es completamente dominante o sumiso, muy pocas personas se sienten igualmente a gusto con ambos roles. Veamos en que consisten estos roles.

Bottom/sumiso/masoquista

Estos tres términos se utilizan para referirse al rol a desempeñar en una escena SM. Aunque son similares, tienen significados distintos y se utiliza uno u otro dependiendo de la dinámica entre los participantes y el estilo de juego acordado. Para lograr una buena escena, es fundamental discernir qué tipo de experiencia se busca. Algunas escenas se centran más en el aspecto del control y el poder, mientras que otras se enfocan en la sensación. La mayoría de las escenas contiene por lo menos algunos aspectos de ambas. Sin embargo hay personas que prefieren ubicarse dentro de una de estas categorías. Veamos la diferencia entre ellos.

El bottom es el término más neutro y más usado en el juego SM para referirse a la persona sobre quien se ejerce la acción, sin especificar qué tipo de escena o la relación entre los participantes. El bottom puede ser sumiso, masoquista o la combinación de ambas cosas. El verbo bottoming quiere decir haciendo de bottom en una escena.

El sumiso goza de ser dominado, de la sensación de indefensión, de no tener control sobre lo que pasa, de entregarse a la voluntad del otro hasta el extremo de someterse a sus antojos y a su crueldad. Disfruta de estar en situaciones en las que le suceden cosas terribles con las que secretamente fantasea. Quiere que alguien sepa sobre sus deseos y le obligue a llevarlos a cabo, mientras ocupa el lugar de víctima.

No hay estadísticas oficiales pero se sabe que hay muchísimos más sumisos que dominantes en la comunidad en general. Se dice que la proporción es de nueve a uno. Por lo tanto hay mucha competencia por la atención de los tops, especialmente entre los hombres heterosexuales, cuya única opción a veces es pagarle a las dominatrices profesionales.

El control físico y verbal que el top ejerce, le permite al sumiso el lujo de apagar el cerebro para derretirse en un estado de excitación carente de voluntad. Todo se vuelve simple, su única preocupación es la de agradar y servir al top.

Según las autoras del Bottoming Book, hay dos estados de conciencia básicos del sumiso, se podrían resumir en el obediente y el servicial. El primero es una tabula rasa que obedece órdenes. No necesita preocuparse si esta haciendo lo correcto porque le están diciendo exactamente lo que se requiere de él. El segundo se refiere al sumiso que desea complacer al dominante anticipando sus necesidades.

Al sumiso le suele agradar sentir la ilusión de disponibilidad absoluta, especialmente en el área de la sexualidad. Tradicionalmente su ropa debe permitir acceso sexual inmediato, si el dominante lo requiere. Muchos sumisos tienen la fantasía de ser tomados en contra de su voluntad y les gusta jugar a ser raptados o vencidos por alguien más fuerte. Hay algunos sumisos que quieren sentirse pequeños por la duración de la escena, volverse insignificantes vulnerable e indefensos. Estos desean participar en una lucha en la que van a perder y ser conquistados. Pero también se puede hacer de bottom para sentirse grande y poderoso. Puede que se imaginen a sí mismos como guerreros que deben superar un reto, por ejemplo, en un rito de iniciación para comprobar su fuerza y valentía. Así, el rol es una manera de encontrar y conectarse con su fuerza interna.

Ya sea volviéndose serviciales u obedientes, grandes o pequeños, la mayoría de los sumisos hablan de una libertad paradójica que experimentan al someterse. Una sensación de poder y bienestar, un sentirse cuidados, bellos y deseados.

Es perfectamente posible ser sumiso y tener interés en las experiencias SM sin que haya gusto por el dolor, hay muchísimas actividades SM de las cuales el dolor no hace parte. Los bootblacks, por ejemplo, son unos jugadores que erotizan el acto de ofrecer servicio lustrando las botas del top.

El masoquista es quien se excita con el dolor. Hay quienes piensan que los masoquistas son esencialmente diferentes a los demás en su reacción frente al dolor. Otros sostienen que la mayoría de las personas tienen la capacidad fisiológica para disfrutar o aprender a disfrutar con el dolor.

Jay Wiseman hace el siguiente comentario sobre la dificultad de la mayoría de las personas para entender el masoquismo:

Para ser sincero, yo tampoco entiendo bien a los masoquistas. He
disfrutado al hacer de sumiso, pero casi nunca disfruto recibir dolor. Si mi
dominante desea flagelarme o darme otro tipo de dolor, me esfuerzo por aceptarlo
de buen agrado porque quiero complacerle, pero más allá de las formas más leves,
el dolor no me excita
[10]

Según él, los masoquistas parecieran tener un sistema nervioso diferente al resto de las personas. Los niveles de dolor que traumatizarían a otros, a ellos los lleva a un estado extático. Sin embargo hay que tener muy presente que los masoquistas son muy particulares sobre el tipo de dolor que disfrutan. Debe ser solo bajo circunstancias controladas y consensuales. Ellos experimentan el dolor de un accidente de transito o cosas parecidas como algo desagradable.

Aunque en el lenguaje común se utiliza el término masoquista de manera despectiva, dentro de la comunidad leather, el masoquismo es más bien visto como un talento especial.

Pat Califia comenta:

Aunque el masoquismo usualmente se define como la capacidad para
erotizar el dolor, yo creo que muchos masoquistas también poseen una capacidad
especial para formar conexiones emocionales y psicológicas con sus tops. Cuando existe este tipo de conexión, es posible que el top
experimente vicariamente el viaje de endorfinas del masoquista
[11]


Hoy en día, el hecho de identificarse como sumiso o masoquista es a veces problemático por las connotaciones negativas que estas palabras tienen. Son sinónimos de debilidad, falta de carácter y pasividad. Para las mujeres es especialmente difícil aceptar la palabra sumisa y probablemente es parte de la razón por la cual el SM ofende tanto a las feministas. Las mujeres han sido catalogadas como naturalmente sumisas a lo largo de la historia y a través de las distintas tradiciones. En una época en que se resalta el valor de la independencia y la liberación de la mujer, parece ser inaceptable reconocerse como sumisa. Sin embargo es importante tener claro que ser sumiso o dominante durante una escena no significa que también lo sea en la vida real y que es completamente independiente del género.

Para resumir, podemos afirmar que el sumiso desea sobre todo complacer a su amo, mientras que el masoquista busca una intensa estimulación física. Hay muchas variaciones posibles de estas tendencias en cada persona, además depende altamente de factores externos referidos a la ocasión y al tipo de relación que se establece entre los participantes.

Veamos qué dicen algunas mujeres en los relatos sobre su experiencia en Coming to power, sobre lo que significa para ellas ocupar este lado de la dicotomía de poder:

Las distinciones se desvanecen en mi mente, en mi cuerpo. Chupo sus
dedos, su lengua en mi boca. Estoy de rodillas. Me ata las manos por detrás. Me
olvido de dónde estoy, de quién soy. Mis pezones se endurecen aun sin que los
toque. Espera anticipada de lo que hará a continuación, consciente solo de mi
cuerpo, de su presencia. Segura de que me llevara al próximo nivel erótico, no
se donde será eso. Se que puedo parar esto en cualquier momento con una sola
palabra que hemos acordado. En este momento, todo lo que siento es la energía
erótica que fluye entre nosotras, la tensión al no saber cómo, dónde o, incluso,
sí me tocara. Estoy temblorosa, mi sexo encendido. Huelo el olor a cuero,
respiro profundo y siento su bota contra mi clítoris. “No,” le ruego. “Todavía
no me quiero venir” Ella retira la bota y veo mis jugos en la punta. Miro hacia
arriba y veo su cara estricta, veo el placer en sus ojos. Silenciosamente
comienzo a lamer, a saborearme a mi misma mezclada con el cuero. Estoy borracha
con las sensaciones que estoy teniendo. No existe hoy, ayer o mañana. Solo
ahora, mi cuerpo a punto de estallar de placer. No lo entiendo
[12]

Como bottom tuve la oportunidad de decir exactamente lo
que quería y no sucedería nada que yo no quisiera. Por fin tenía una manera de
permitir que mi lado masoquista, que de todas maneras estaba ahí, independiente
que yo quisiera o no, se expresara. En vez de siempre tratar de negar, dejar a
un lado y temer esa parte mía, podía enfrentarme a mi propio lado oscuro, mirar
mis miedos y reclamarme. Y esto no era intelectual, no eran palabras y teorías,
eran momentos apasionados con mi amor
[13]

Hacer de bottom para mí es muy fácil. Al principio era el único rol que me
permitía explorar. Desde jóvenes nos entrenan para ser pasivas y receptivas así
que se he hizo más fácil reclamar mi fuerza en ese lado del flujo de poder. A
veces como bottom, cuando la experiencia es muy buena, siento que me
abro tanto psíquicamente que podría absorber el universo entero y puedo sentir
que el espíritu me penetra como un amante. Puedo absorber la energía de cada
golpe y convertirla en fuerza y poder
[14]


Top/dominante/sádico

Top es el término técnico de quien ejerce la acción en una escena. Topping es usado como verbo que significa haciendo de top.

El dominante obtiene su satisfacción de la sensación de poder someter al otro, de tener el control sobre el otro en un grado en el que uno no lo puede tener en la vida real, llegando hasta el control de la respiración, esfínteres y orgasmo.

Sádico es quien disfruta y se excita con el sufrimiento de la pareja en la escena. Al igual que con el bottom, estas tendencias se pueden dar juntas o por separado.

Existe la creencia de que una de las razones por las que hay menos tops es porque es puro trabajo y el bottom es el que recibe toda la estimulación. Aunque es cierto que muchos se quejan de esto, también hay ventajas y recompensas para ellos. Estas tienen que ver en mayor parte con la creación de oportunidades que usualmente no están disponibles al vivir en sociedad.

Janet Hardy, quien se identifica principalmente como top, lo resume así:

Los tops sienten excitación al ver la respuesta física,
emocional y sexual del bottom en la escena. Esto produce entre los
participantes, una sensación de conexión y una vez logrado esto, el top
tiene la oportunidad de navegar las sensaciones del bottom. (...) El
top ejercita la intuición para descifrar lo que va a funcionar con determinado bottom o la manera de llevarle hacia donde se quiere. Así puede
desplegar su creatividad, ser recursivo, competente y tener momentos de
genialidad. Es como jugar a las muñecas con gente de verdad. (...) Hacer de top es tener la oportunidad de sentirse grande, importante, poderoso.
Cuando el bottom responde a eso y ofrece su confianza e idolatría, el top se puede ver y sentir como en sus fantasías. Es la oportunidad de
hacer de Dios.
[15]


Según Janet y Dossie, la combinación de crueldad y ternura es muy poderosa y es una de las formas más rápidas para dominar a un bottom. Muchos tops hablan de su deseo de asustar a sus parejas y hacerlos sentir vulnerables para luego calmarles y hacerles sentir amados y protegidos.

Hacer de top es también darse permiso para hacer de malo, para dejar salir al tirano que todos llevamos dentro sin estar mediatizado por las reglas de cortesía y de las buenas costumbres. Da la oportunidad de exteriorizar partes que no son consideradas civilizadas y que deben ser reprimidas constantemente para que la vida en comunidad sea posible.

A la par con esto da la oportunidad de estar en control y sentirse competente. Pat Califia se refiere “al sentido de orgullo que viene de hacer algo único y extraordinario para tu amante. Al sadomasoquista le apasiona hacer uso de todo el cuerpo, cada nervio, fibra y cada pensamiento rebelde”.[16]
ooo
Las mujeres describen en sus relatos en Coming to power lo que se siente al hacer de dominante:

Cuando soy top, quiero atravesar sus ambivalencias,
estrechar sus límites, y ayudarla a experimentar todos los sentimientos que le
atraen pero teme. Haga lo que haga, diga lo que diga, la escucho y la observo
con mucha atención. Miro sus ojos, la manera en que cambia su respiración, la
tensión muscular en su vientre, el temblor de sus labios y la tensión en su
mandíbula. Quiero emoción cruda, la más alta reacción a lo que le estoy haciendo
para romper con su compostura y su fachada cotidiana
[17]

Estoy aprendiendo más y más sobre la ternura dentro de una estructura de brusquedad.
Me gusta darme cuenta de que tan lejos puedo llevar a alguien antes de que su
cuerpo se resista. Es tan importante darse cuenta hasta que punto alguien se
siente seguro, pedirle que de un paso más para que se asuste y luego retroceder
a la seguridad, para volverle a empujar un poco más.
[18]

Ser top fue más difícil para mí. El poder y la crueldad siempre han estado
tan unidos en mi vida, que le temía a eso en mi misma, le tenía miedo a mi
propio poder y a tomarlo tan abiertamente. He ido superando esta barrera y he
ido reclamando mi poder con más honestidad y valentía que en cualquier otro
momento de mi vida. La sensación de llevar a otra mujer que se ha entregado a mi
voluntad, a través de sus barreras hacia varios orgasmos es indescriptible. El
SM lo puede llevar a uno muy cerca del borde. A veces cuando estoy haciendo el
amor, el horror y los recuerdos de experiencias pasadas me invaden sin avisar y
necesito saber que la persona con la que estoy va a ser muy amorosa hasta que
pase la tormenta. Por eso se que los buenos tops son los seres mas
sensibles y compasivos del mundo.
[19]


Switch

También existe el rol del switch, palabra que significa cambio. Se refiere a personas que ocupan ambos roles. A veces las parejas hacen el cambio dentro de una misma escena y así ambos pueden experimentar las dos caras del juego. La mayoría de las personas terminan experimentando con ambos roles, ya que cuando se ingresa a la comunidad, se adquiere experiencia jugando como sumiso. Este paso es importante porque como regla general el dominante no le debe hacer a nadie, cosas que no haya experimentado en su propia piel. También se hace necesario por el desequilibrio entre la cantidad de tops y bottoms.

Aunque las personas suelen tener su preferencia de rol, es bastante común que se den cambios de acuerdo a la oportunidad. En este sentido se parece bastante a la triada de la orientación sexual, donde se encuentran personas exclusivamente hétero o gay y bisexuales.

Veamos que dicen los switch en los relatos de mujeres en Coming to power

“Es importante para mí poder explorar ambos lados del erotismo. El
dar y el recibir. Soy y he sido sádica y masoquista, en todos los sentidos de
esas palabras, quiero conocer y trabajar todo lo que soy.”
[20]

Me gusta sentir ambos lados del SM, las diferentes exigencias de cada uno, las emociones que
hacen surgir. Me gusta la sensación de renunciar al control, y la sensación de
llevar una mujer al borde –y sostenerla ahí. Que me den semejante poder y
responsabilidad es tan erótico para mí como darlo.
[21]

Lentamente me doy cuenta de que mis sentimientos de indefensión en este mundo me llenan de un gran deseo de ser poderosa y haciendo de top lo logro de una manera segura.
Tengo la oportunidad de sentirme poderosa y alguien me ama por ello. Mis luchas
continuas por retener mi poder en este mundo me cansan y a veces me agrada dejar
la fachada y solo ser una masa indefensa que se deja llevar… sin otra voluntad
que la de complacer. ¡Increíble! Como puede una feminista querer otra cosa que
una relación de igualdad… pero es tan liberador.
[22]

Se siente bien (a ratos) dejar a un lado la lucha por el poder y solo relajarse y renunciar a
cualquier lucha. También se siente bien, reclamar todo mi poder, sentirlo,
disfrutarlo, expresarlo. Puedo sentir partes increíbles de mi misma. Puedo usar
toda esa energía para sentirme a mi misma en vez de para bloquearme.
[23]


Según Jay Wiseman, Nadie es totalmente dominante o sumiso. Sobre esto dice que de los miles de practicantes SM que ha conocido a través de los años todavía no ha conocido a nadie que por lo menos no haya tenido fantasías acerca de ocupar el rol opuesto. Al jugar en un solo rol se corre el riesgo de que se vuelva aburrido, especialmente para los dominantes porque es un rol que tiene relativamente pocas sorpresas. Adicionalmente, el ocupar el otro rol, por lo menos ocasionalmente, da una empatía, perspectiva y comprensión que no se podría adquirir de otra manera.

Para finalizar, es importante hacer la aclaración que aunque se establezcan roles, las relaciones SM usualmente terminan siendo equitativas ya que el poder se ejerce de ambos lados, solo que de diferente manera. Paradójicamente, hay muchos que creen que el que realmente manda es el bottom y en cierta manera el que tiene más poder, ya que el placer del top depende del deseo de jugar y de los límites del bottom. Muy pocos bottoms desean ser dominados de tiempo completo. Además los masoquistas tienen fama dentro de la comunidad SM de ser tercos y agresivos. Los tops con frecuencia hacen chistes sobre como son esclavos de los antojos y deseos de sus bottoms.

En últimas, en el SM hay acuerdo entre las partes. El masoquista se somete voluntariamente al poder del dominante y este es el que ha de aceptar las reglas del juego y llevarlo a cabo. Desde luego, es fantasía. Ni el dominante tiene al otro en su poder para hacer lo que quiera sin límites, ni el sumiso corre ningún peligro real de que el otro abuse del poder otorgado. Lo que hace a la experiencia tan intensa es que en la escena lo parece.


Las reglas básicas

Debido a que el sadomasoquismo es usualmente representado como una actividad violenta y peligrosa, la mayoría de las personas no cree que haya mucha diferencia entre un violador y un aficionado SM. Pero el sadomasoquismo no es una forma de asalto sexual. Es una actividad consensual que involucra roles polarizados y sensaciones intensas. Una escena SM siempre es precedida por una negociación en la que el top y el bottom deciden si van a jugar y qué actividades podrán ocurrir, cuáles no, cuánto durará la escena y una palabra de seguridad que se puede usar para detener todo.

El SM es una fantasía gobernada por reglas. Los roles, el diálogo, la ropa fetish y la actividad sexual son parte de un ritual en la que los participantes están mejorando su placer sexual, no lastimándose unos a otros.

Debido a que es una experiencia subjetiva, cada persona te puede dar una definición diferente de lo que es BDSM y de lo que significa a nivel personal. Lo que si permanece relativamente estable son las reglas. Como en el SM se ata, pega y humilla a la pareja, desde afuera puede parecer abuso. La diferencia entre el juego y la violencia en la vida real, es que, para realmente ser juego, debe cumplir con las reglas de ser seguro, sensato y consensuado. Estas reglas fueron establecidas originalmente por el grupo GMSMA (la asociación de activistas homosexuales masculinos de SM) y luego fueron adoptadas por la comunidad en general.

El 17 de agosto de 1983, la mesa directiva de GMSMA, aprobó la “declaración de identidad y propósito" de la asociación, que comenzaba diciendo que la GMSMA es una organización sin fines de lucro de varones homosexuales del área de la ciudad de Nueva York que están seriamente interesados en el SM seguro, sano y consensuado. La frase fue usada en todos los folletos y publicaciones de la GMSMA, y fue pronto adoptada como el slogan de BDSM. Veamos específicamente a que se refieren estos tres términos.
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Seguro: Con esto se da a entender, no sólo que en las relaciones sexuales se van a poner los medios necesarios para evitar posibles contagios de enfermedades, sino, sobre todo, que en la sesión no se va a poner en riesgo la integridad física del sumiso ni se le va a provocar daños que requieran la intervención de un médico o que dejen consecuencias permanentes. Tampoco se podrán realizar actividades que pongan seriamente en peligro la vida. También significa que los participantes evaluaron el riesgo de lo que van a hacer, y lo encuentran aceptable y que el equipo que se va a usar está en buenas condiciones y se sabe usarlo.

El SM es una forma muy sofisticada de sexualidad, altamente intelectual y mental, que requiere mucha "confianza" entre el sumiso y el Amo, pero por ello mismo exige de éste último un alto grado de "responsabilidad" para no sobrepasar los límites del juego seguro.

Sensato o sano: Significa que todos los participantes pueden distinguir entre fantasía y realidad y reconocen que el fin de la sesión es producir placer físico o emocional, para lo cual ésta se debe dar dentro de unos límites que han de ser previamente fijados por los actores de la misma.

Consensuado: Significa que, estando todos los participantes debidamente informados de lo que va a ocurrir, acepten libremente participar. Además, ese consenso debe poder ser retirado en cualquier momento por cualquiera de los participantes. Si la sesión está orientada al placer, y esto se consigue respetando los límites del sumiso, está claro que previamente ha habido un acuerdo en el que se estipulan los límites dentro de los cuales el Amo tiene todo el poder para actuar sobre el cuerpo y la mente del otro. El juego no puede ser considerado consensuado si se practica con alguien a quien no se considera en condiciones de dar su consentimiento, como los menores o personas disminuidas en su capacidad mental, ni tampoco si el consentimiento es dado cuando la persona tiene su juicio disminuido por alguna razón, como, por ejemplo, por el consumo drogas o alcohol. El consenso es la real diferencia entre una sesión de BDSM y abuso.

El 12 de Julio de 2005, salió en AOL News, el reportaje del arresto de tres bailarinas exóticas y dos administradores de un club en Jacksonville, Arkansas. Los amigos del hombre que puso la demanda, le pagaron 25 dólares a las mujeres para que le dieran una paliza de cumpleaños que consistía en esposarlo a una silla y darle nalgadas con una pala y una correa. El hombre estaba en todo su derecho de demandar ya que no fue consensual. Este tipo de actividad no puede ser considerada como una práctica SM.

El juego SM debe incluir un proceso de negociación y una palabra clave.


Negociación

Se hace antes de jugar en una o varias ocasiones, según se va desarrollando la escena en la mente de los jugadores. Hay unos cuestionarios prefabricados que sirven de guía. En ellos la gente específica que tipos de actividades le gusta en una escala de 1 a 5, las que no conoce o las que le gustaría probar. Es muy importante establecer los límites, tanto físicos como psicológicos. Entre más experiencia tiene un jugador, más consciente se hace sobre sus límites y es más cuidadoso al comunicarlos. Estos se identifican y se van modificando con el tiempo. Cada sesión te enseña algo sobre tus límites. A veces cosas que parecen muy inofensivas pueden desencadenar fuertes reacciones a experiencias traumáticas pasadas o fobias. Es muy importante identificar esos puntos ya sea para evitarlos por completos o para tratar de resolverlos en otro espacio. Con frecuencia, el hacerse consciente de estos límites, ilumina diferentes aspectos de la vida cotidiana y la propia personalidad.

Aunque suene innecesario, los tops también necesitan sentar sus límites y tienen tanto derecho como el sumiso a que sean respetados. Un buen ejemplo es el estilo de juego que prefieren. Hay tops que son muy autoritarios y prefieren la obediencia total y sincera del sumiso y se irritan o pierden las ganas de jugar sin ese componente. Hay otros que les encantan los sumisos juguetones o rebeldes, que los retan y que ponen cierta resistencia. Si estas preferencias no se comunican, la escena puede resultar siendo todo un desastre por un error de comunicación.

Otro punto importante es el nivel de intensidad con el que se sienten cómodos. Hay personas que aunque son dominantes, nunca alzan la voz, no se ven amenazantes, ni utilizan el dolor en sus juegos. En una ocasión vi a una dominatriz profesional entrenando perritos humanos. Ella dice que es muy afectuosa y juguetona con ellos y lo máximo que les hace es ignorarlos o darles golpecitos con periódico en el “hocico”. Este tipo de persona probablemente se sentiría incómoda con las exigencias de un masoquista pesado.

Una amiga me contó de una escena que hizo con una chica que no conocía muy bien, en la que ésta terminó llorando de la frustración porque no le estaba pegando suficientemente duro y decidieron terminar la escena. La desilusión de un masoquista es terrible si no logra obtener lo que quiere y el efecto emocional para un dominante obligado o sobrepasar sus límites puede llegar a ser traumático. Entre más explícita sea la negociación de una escena, mejores posibilidades tiene de que las cosas salgan bien. Eso no significa que no se deje espacio para sorpresas.

Los puntos más comunes que se incluyen en la negociación de una escena son los siguientes. Fuera de estos puede haber muchísimos más dependiendo de la situación.

1.El lugar, la hora y la duración de la escena.
2.Una clara definición de los roles que se adoptaran.
3.Los límites físicos y psicológicos de cada persona. Aquí se incluyen todos los detalles de la historia médica que puedan ser relevantes para la escena. Se le advierte al dominante de actividades que se deben evitar por razones emocionales, sin necesidad de dar explicación sobre ellas. Por ejemplo, hay personas que toleran ser golpeadas en cualquier parte del cuerpo menos en la cara, que le tienen miedo a la oscuridad o que no soportan que se les humille. Si el sumiso no le comunica estas cosas al otro, es muy probable que algo salga mal.
4.Decidir si va a haber sexo genital y si es así, qué tipo de planificación y medidas de sexo seguro se van a utilizar.
5.Qué hacer en caso de emergencia

Contratos

Los contratos son principalmente usados por aquellos que participan de manera permanente en una relación SM. Con frecuencia esta relación se define en términos de amo/esclavo. Sirven para definir los deberes y derechos de cada parte, aclarar los compromisos sexuales y sociales para con el otro, las necesidades y límites de cada uno y especifican la manera en que se manejaran los desacuerdos.

Ejemplo de un contrato de esclavo consensual por treinta días:

Yo_______, acuerdo de buena gana y de manera consensual, servir como esclava a _______, por un periodo de treinta días, comenzando _____ y finalizando _______.
Acepto referirme a _______ de ahora en adelante como La Jefa, menos cuando me dirijo a ella directamente. En ese caso me dirigiré a ella como Señora.
Acepto entregar mi cuerpo, mente y espíritu a La Jefa para que haga con ellos lo que le plazca.
Acepto hacer todo lo posible para mejorar la calidad de vida de La Jefa.
No haré suposiciones ni tendré expectativas. Cuando dude sobre la etiqueta apropiada, preguntaré respetuosamente.
Acepto mantener la casa de La Jefa limpia y en orden.
Acepto encargarme de su ropa y sus objetos personales. Esto significa que sus camisas siempre estarán planchadas y sus botas lustradas.
Acepto encargarme de hacer sus vueltas y cumplir con su voluntad inmediatamente.
Luego hay una lista detallada de dos páginas de los puntos a los que ambas se comprometen[24].

Los contratos SM de este tipo no tienen validez legal. Se utilizan principalmente como herramienta para hacer muy explícito lo que se espera de la relación y así evitar malentendidos.


Palabra de seguridad

Para asegurar la condición de consenso, es necesario tener una palabra especial para detener una escena en caso de ser necesario. No basta con decir no, porque es normal y divertido que el sumiso pida perdón, haga un escándalo, diga “no, no, por favor, basta”, cuando está disfrutando el juego y no quiere realmente detenerlo. La palabra de seguridad es una palabra negociada por los participantes en una escena para detenerla si se exceden los límites del sumiso. Esta palabra le permite retirar su consenso y continuar la escena después de que el sumiso la use se considera abuso.

La palabra de seguridad es especialmente necesaria al comienzo de una relación, o cuando el sumiso empieza a experimentar con BDSM. Le da la tranquilidad de saber que, si no está disfrutando del juego (tal vez por sobreestimar su límite, o por un error en la negociación), puede detenerlo. Eso le permite al sumiso entregarse a prácticas nuevas, o con nuevas parejas, permitiéndole experimentar sin temor a una mala experiencia.

La palabra de seguridad puede ser cualquier palabra acordada por las partes involucradas. Hay algunas palabras que son reconocidas por la mayoría de los jugadores para lograr algo de consenso. Frecuentemente se utiliza el sistema del semáforo porque es fácil de recordar. Decir Rojo detiene todo de inmediato; amarillo le baja la intensidad o se usa para modificar alguna parte de la escena sin acabarla. Las palabras “piedad” o “timbre” son también bastante comunes.

Si el sumiso va a ser amordazado, se puede usar alguna otra señal no verbal, como tirar al suelo algo que tenga en sus manos o hacer sonar una campana. Sin embargo, no se considera suficiente tener una palabra clave. Existe el peligro de que cuando la percepción del dolor cambia, la persona puede perder la capacidad de evaluar la situación adecuadamente. Cuando se está en un estado alterado de conciencia puede que se vuelva muy difícil recordar cosas muy básicas y hay muchas personas que no son capaces de hablar. Así que es responsabilidad del top asegurarse del bienestar del otro quien no está en capacidad plena para dar su consentimiento. Es bastante frecuente que sea el top el que termine una escena o le baje la intensidad aun cuando el sumiso le está rogando para que continuara. Esto lo determina al estar atento al tipo de lesiones que produce sobre el cuerpo del otro, a las señales que la otra persona le está dando de manera no verbal o al ordenarle al sumiso que repita su palabra clave para ver si la recuerda. La negociación es un proceso continuo que puede ser modificado dentro de la escena misma en cuanto surgen nuevos elementos.

Aunque el sumiso está en todo su derecho de usarla, decir la palabra de seguridad es un recurso extremo, que no debería usarse a menudo. Usarla significa que algo salió mal. El sumiso no debería usarla por razones triviales, porque se supone que negoció la escena antes, acordando los límites y dando su consentimiento a la escena en general y porque el dominante debe estar atento al lenguaje corporal del sumiso y advertir los signos de que se están alcanzando los límites y de que algo no está bien. Mas debe ser usada si es necesario.


Reglas específicas

Además de las reglas básicas, existen reglas específicas para grupos, establecimientos y tipos de eventos. Cada club tiene reglas específicas que sus clientes deben conocer y seguir; éstas usualmente conciernen la prohibición de bebidas alcohólicas o estupefacientes, limitaciones sobre el sexo genital o la masturbación, higiene y asuntos relacionados con la privacidad y confidencialidad de los asistentes. Las personas que organizan fiestas privadas suelen hacer explícitas las reglas y la etiqueta apropiada para cada evento, para lo cual se firma un documento a la entrada. Muchos grupos se protegen a sí mismos al requerir membresía. En algunos es necesario asistir a una orientación para nuevos miembros, como lo hace el grupo LSM (Lesbian Sex Mafia). En esta reunión se explican las reglas, políticas y los parámetros de seguridad aceptados por el grupo. Luego de completar la orientación, la candidata es aceptada provisionalmente por seis meses. Si todo sale bien, se le dan derechos plenos de membresía por votación de la mesa directiva. Estos procedimientos intentan garantizar al máximo la seguridad de los participantes.

La mayoría de eventos tienen Dungeon Managers, monitores o como les dice Pat Califia “La policía SM”, su función es estar atentos a que las personas cumplan con las normas y que el juego se lleva a cabo de forma segura.


Actividades SM

En la mayoría de libros se dividen por el tipo de actividad y el instrumento que se utiliza. También me parece interesante incluir la categorización de Pat Califa, basada en la intención o el objetivo. Por limitaciones de espacio, solo haré una descripción breve de las más comunes aunque existen muchísimas más y siempre se están inventando nuevas técnicas.

Bondage (amarres o ligaduras)

Usualmente se trata de poner sogas o cadenas en el cuerpo de una persona, quien renuncia a su libertad de movimiento y al hacerlo se entrega a la voluntad del dominante. Hay diferentes tipos de escenas que incluyen bondage dependiendo del propósito.

El bondage utilitario es el más común y se utiliza para inmovilizar al sumiso para poder realizar otra actividad como azotarlo o hacerle piercings. Se puede usar una desde una bufanda, cordones, sogas, esposas, hasta una jaula. Los aparatos disponibles en los calabozos están diseñados especialmente para inmovilizar al bottom durante las actividades.

En el bondage sensual, la meta es hacer que el sumiso logre mayor conciencia de su cuerpo y ponga el enfoque en las sensaciones físicas del aquí y el ahora. Las sogas o las cadenas se colocan de tal manera que se crea un estado de excitación sexual que se prolonga sin orgasmo para crear una necesidad casi insoportable de recibir satisfacción del dominante y de estar a su merced para lograrlo.

Otro tipo de bondage se utiliza para crear stress corporal al estirar los músculos o poner presión en los nervios o en las coyunturas. Esta técnica pone a prueba la resistencia al dolor y funciona bien con los masoquistas que quieren la experiencia de la liberación de endorfinas pero no les gusta ser golpeados. Dentro de estas escenas se suele usar el método de suspensión total que requiere de mucha habilidad y experiencia del top y buena resistencia del bottom.

Se puede usar como prueba o muestra de sumisión. Para estas escenas se utilizan collares con cadena, esposas, cinturón de castidad, argollas, etc. Todos estos aparatos se usan como símbolos del estatus del sumiso como propiedad. Se trata de crear un estado que propicien el sometimiento a la autoridad del dominante. El top le da el significado a los objetos que le pone al sumiso y se consideran un honor y privilegio poder llevarlos. Puede que el top le pida al sumiso realizar ciertas tareas mientras tiene las manos atadas, que lo deje amarrado por un rato hasta que le den ganas de ocuparse del o dejarlo encadenado en una fiesta hasta que regrese. A un top le puede divertir ver al sumiso pasar un rato con ciertas partes del cuerpo inmovilizadas y ver cómo se las ingenia para cumplir con sus órdenes.

Para la deprivación sensorial el top ejerce su poder al restringir los sentidos. Para ello se utilizan vendas, mordazas, tapones de oídos, o técnicas de momificación. Pueden ser escenas muy intensas psicológicamente, que requieren de gran confianza.

El estar amarrado y privado de movimiento y libertad puede tener diferentes efectos. Puede dar la sensación de tranquilidad y seguridad al entregarse a alguien y poder renunciar a toda responsabilidad por un rato. También puede tener el efecto contrario de resaltar vulnerabilidad y de hacer surgir miedos. Hay personas que se excitan sexualmente con el solo hecho de estar amarrados o de ver a su amante amarrado y a su merced.

Si se va a utilizar técnicas de bondage, una persona responsable debe tomar todas las medidas posibles para garantizar la seguridad. Las técnicas se deben conocer a fondo y siempre se debe tener un plan para sacar a la persona del bondage en el menor tiempo posible en caso de una emergencia. Como regla general no se debe dejar sola a una persona amarrada (aunque se puede simular) y cuando se usen esposas, el sumiso de saber dónde encontrar la copia adicional de la llave.


Stress corporal sensual

Esta categoría se refiere a técnicas que hacen uso deliberado de situaciones estresantes para el cuerpo que pueden ser erotizadas. Es una combinación de tensión y relajación que permite jugar con los extremos de la sensación. El top puede hacer que una misma actividad pase de ser placentera a dolorosa o desesperante. Puede pasar de ser percibido como el objeto odiado fuente de displacer a objeto amado que muestra compasión y produce sensaciones agradables.

Cansancio: Se pone al sumiso a hacer alguna actividad que sea agotadora (hacer velitas, sostener algo pesado, mantener una posición, etc.) y luego se le permite el descanso.

Cosquillas: Se considera como una forma de tortura por exceso de placer. El sumiso debe rogar para ser liberado.

Presión: Esta sensación se logra en el cuerpo con ropa apretada de PVC (plástico) y látex o con corsés. Se usan objetos como prensas, clips y pesas para ejercer presión sobre los pezones y los genitales. El pinwheel es un instrumento médico usado para probar reflejos y sensibilidad, siendo muy popular para este tipo de juego. Estas sensaciones se asocian con el aumento de tensión en el momento del orgasmo y se trata de coordinarlas para complementarlo o producirlo en el momento deseado.

Temperatura: Jugar con la percepción de frío y calor con cualquier objeto, especialmente hielo, cera caliente, cremas para el dolor muscular.

Fricción: Crear fricción o abrasión en el cuerpo con objetos como cepillos, limas o papel de lija, diferentes tipos de texturas.

Este tipo de juego suele conocerse como sensation play (juego de sensación) en el que se hace uso de una variedad de objetos para crear sensaciones en todo el cuerpo. Con frecuencias estas sensaciones se alternan para lograr un contraste y hacer que el placer sea más intenso. Frecuentemente se combina con bondage y con vendas para intensificar las sensaciones.

Impacto/ castigo corporal

Hay tres formas básicas de impartir el castigo corporal basado en la sensación de impacto:


Esta foto es mía, tomada en Folsom Street Fair. Un evento SM anual en la ciudad de Nueva York.

Spanking: Dar una pela. Es la actividad más común y frecuentemente la puerta de entrada al mundo SM. Consiste en golpear las nalgas de la pareja ya sea con la mano, con un peine o con otros objetos como los Paddles (pala), parecido a una raqueta de ping pong; estas son hechas de acrílico, cuero o goma pesada. No es casualidad que el único bar SM abierto al público en Nueva York se llamé Paddles. La escena típica es que la persona dominante pone al sumiso en una posición en que sus nalgas queden expuestas. Una posición favorita es sobre las rodillas del dominante. Con frecuencia se inmoviliza al sumiso para acentuar la experiencia y se utilizan muebles especialmente diseñados para sostener las posiciones por largo tiempo.

Hay muchos tipos de juego en el que se incorpora. El más común es en el age play (juego con la edad). El juego Daddy/girl (Papi/Niña) y Daddy/boy (Papi/Niño), son muy populares. Ni el papi ni el niño son necesariamente hombres, ya que se ha vuelto muy popular el juego con el género. También en las escenas de esposos sumisos y dominantes, profesor y alumno, etc.

Flogging (flagelación): La flagelación es muy utilizada en todo tipo de escenas. Es una de las técnicas preferidas por muchos masoquistas. Se puede hacer en las partes del cuerpo donde hay mayor masa muscular y grasa. Principalmente se hace sobre la parte superior de la espalda, los hombros y las nalgas. Si un monitor llega a ver a alguien flagelando en una parte no segura, tiene toda la autoridad de parar la escena. Hay una gran variedad de instrumentos para esta técnica, a continuación están los más comunes.

Los floggers consisten de varias tiras sujetadas por un mango, se hacen de todo tipo de cuero o caucho. Son diseñados para lograr distintos niveles de intensidad y para crear dos sensaciones básicas: thud y sting. Los de tiras anchas producen el golpe seco (Thud) que se hace con bastante fuerza y llega hasta el músculo. Las tiras delgadas, posiblemente con nudos o pesas en las puntas producen una sensación de ardor (sting) en la superficie de la piel y pueden dejar marcas. En una sesión por lo general se alterna con diferentes tipos de floggers para producir distintas sensaciones. Las personas suelen tener una preferencia marcada por una de estas sensaciones.

Los látigos son más largos y tienen una sola cola que disminuye en grosor hacia la punta. Producen un sonido explosivo con la punta llamada cracker que rompe la barrera del sonido. Estos pueden ser muy peligrosos y solo deben ser usados por expertos. Hay pocas personas que conocen bien la técnica, por lo tanto es escasa la oportunidad de ver este tipo de juego.

El Riding Crop o fusta es el implemento clásico de la dominatriz. Es una vara flexible que termina en una punta doble de cuero. Es el instrumento clásico para el entrenamiento de caballos. Se usa más como símbolo de poder que para crear sensaciones, pues el flogger funciona mejor para esto. Produce un sonido distintivo al cortar el aire que se usa para intimidar al sumiso. Se usa, por ejemplo, para señalar el lugar qué se quiere que el sumiso ocupe, o se enfatiza una orden con un solo golpe como refuerzo.

Caning (varillazos): Se dan principalmente en las nalgas y en la parte trasera de los muslos con varillas flexibles de bambú, ratán o acrílicas. Las varillas más delgadas se pueden usar en los genitales y en las plantas de los pies y de las manos. Esta actividad por lo general le atrae a los masoquistas pesados pues es extremadamente dolorosa y suele dejar marcas que demoran días en sanar. Puede ser que se incorporen unos pocos varillazos dentro de una escena de flagelación o que se administre solo como castigo. Es popular entre las personas que les gustan las escenas victorianas y la disciplina de colegiales.

Hay varios tipos de escenas de impacto que se determinan de acuerdo con lo que se quiere lograr por medio del uso de determinada técnica.

En las escenas exploratorias o experimentales la intención es estimular toda la piel para obtener un mapa sensorial del cuerpo. Se trata de averiguar cuáles son las áreas más y menos sensibles de esa persona en particular. Se comienza masajeando y se va subiendo la intensidad usando todas las partes de la mano con golpes diferentes para ver qué tipo de impacto prefiere y en qué partes del cuerpo. También se utiliza para preparar el cuerpo para comenzar una escena y así calmar los nervios del sumiso y darle tiempo de calentar. Puede ser útil para restaurar la sensibilidad de la piel que se ha entumecido. Es una oportunidad para evaluar la manera en qué reacciona la piel al ser golpeada y para revisar la textura y temperatura de la piel durante una sesión para asegurarse de que no haya daño.

Una escena de impacto también puede ser un masaje. La meta es dar un masaje con un impacto suave y profundo que puede ayudar para soltar nudos y tensión en los músculos. Usualmente se hace con un flogger largo y grueso. En este tipo de escena no se trata de dominar al bottom sino de darle una experiencia placentera, por lo tanto debe haber mucha comunicación para encontrar el ritmo y la presión adecuados. Incluso las personas con muy baja tolerancia para el dolor pueden disfrutar de este tipo flagelación por más de una hora sin que deje marcas. Lo que suele parar estas escenas es el cansancio del top.

Hay escenas que se hacen como castigo, que puede ser real o simulado. El top hace el papel de padre, profesor u otra figura de autoridad que podría utilizar el castigo corporal para educar a un niño desobediente. El tipo de castigo se determina por la gravedad de la ofensa y del arrepentimiento del que comete la falta. El castigo real solo se debe dar entre personas que tienen una relación de tipo dominante-sumiso con reglas y obligaciones explícitas cuando el sumiso claramente ha cometido una falta.

Finalmente tenemos la escena en la que el impacto se considera una recompensa o un regalo, una actividad que se disfruta mutuamente. La idea de que una actividad dolorosa pueda ser una recompensa seguramente confunde a las personas que no conocen sobre el tema. Pero la mayor parte del juego SM se sitúa en este punto. Las parejas esperan ansiosamente la cita acordada en la que la estimulación física intensa es lo deseado. Los bottom por lo general disfrutan de ser amarrados, golpeados, humillados, etc., y suelen ser los que proponen o provocan las escenas. Las escenas reales entre los jugadores SM no concuerdan con el estereotipo popular del sádico cruel y el masoquista aterrorizado. Como dice Califia:

Cuando uso mi gato (un tipo de flogger) con alguien, es
más probable que le haga reír a que le haga llorar, prefiero darle nalgadas o
varillazos a alguien a quien claramente le gusta y usarlo para mejorar su
autoestima y hacer el sexo más intenso
[25]

(Ver anexo 7: Orgía #3. Ejemplo de una escena de impacto tomada de Coming to power.


Juego extremo

Esta categoría tiene el problema de que depende de un juicio subjetivo sobre lo que se considera extremo. Sin embargo hay cierto consenso sobre lo que pone bajo esta categoría. Estos son algunos de ellos.

Cutting: Hacer cortes en la piel con cuchillos o bisturí. Se hacen diseños decorativos en la piel y por lo general tiene un significado ritual. Por razones que no son muy claras, se sabe que esta actividad es más común entre las lesbianas. Se dice que por el hecho de tener menstruación, las mujeres le dan un significado especial a la sangre. También se cree que al cortar a alguien se crea un lazo muy fuerte entre los participantes. Muchos establecimientos prohíben cualquier tipo de juego que implique sacar sangre, si lo permiten se utilizan estrictas medidas de higiene y prevención de transmisión de enfermedades. Es interesante notar que actualmente se ofrece en los locales de tatuajes y se ha vuelto popular entre los jóvenes.

Play piercing: Consiste en utilizar agujas de diferentes tamaños y atravesar por la piel. Estas escenas pueden ser con unas pocas agujas o hasta más de 100. Se trata de que el resultado final sea bello, por lo que se combina con cuerdas o cintas que se tejen entre las agujas con elementos decorativos como cuentas y plumas; es más popular entre las lesbianas. A veces es considerado como una metáfora de la penetración. Dicen que permite una gran liberación de endorfinas.

Branding: Marca de fuego. Se marca a la persona con un hierro caliente. Suele ser señal de pertenencia a un Amo. Esta técnica se puede fingir con hielo en una escena ya que el cuerpo registra el ardor de la quemadura de la misma manera para el frío y el calor. También lo hacen en los locales de tatuaje y es popular en los grupos de jóvenes que se hacen llamar primitivos urbanos.

Juego de electricidad: Consiste en hacer pasar corrientazos sobre el cuerpo del sumiso. Venden aparatos como el violet wand, la vara violeta, que viene con diferentes accesorios de vidrio y metal, que producen distintos tipos de descargas sobre el cuerpo. También puede hacer que la descarga salga de la mano del top, cuando sostiene la caja.

Lluvias doradas y juego scat: Consiste en orinarle encima al otro o untar de heces. Se considera extremo porque rompe con el tabú cultural del asco.

Juegos de roles extremos: Algunos clasifican ciertos tipos de juegos de roles bajo esta categoría por su contenido. Temas como incesto, violación, secuestro se suelen incluir. Una fiesta en la que se juega con el tema del holocausto, en la cual hay guardias que torturan a los judíos se considera extrema.

Seguimiento

Al finalizar una escena se hace un seguimiento, que consiste en ayudar al bottom a regresar del sub-espacio y a recuperarse de la intensa experiencia emocional. Justo al terminar una escena, lo más probable es que el sumiso se encuentre en un estado de desorientación y vulnerabilidad y no se considera seguro dejarlo ir hasta asegurarse que ha vuelto a su estado normal. Además es una manera de asegurarse de que las cosas quedan bien entre los dos y de que efectivamente se trata de un acto afectuoso y no de abuso. Las parejas se sientan, el top abraza y acaricia, se besan y conversan sobre la escena. Se aseguran que ambos o todos hayan quedado bien física y emocionalmente. Se considera cortesía básica luego de una escena llamar o escribir un e-mail para asegurarse de que el otro este bien.

Los top también necesitan de este tipo de cuidados luego de una escena. Dicen que la razón más importante para esto es que el top puede tener una reacción de rechazo a sentirse como un agresor o una persona violenta. A veces el intenso placer que siente al ejercer poder y en cierto modo, crueldad sobre el otro, puede traer sentimientos de culpa. El bottom debe expresar su gratitud por la atención que recibió y hacerle sentir que fue algo que realmente disfruto. Además hacer de top significa ocupar un espacio de gran poder. Puede ser difícil bajar de ese estado eufórico y volver a su ser habitual, esto es similar al bajón que se experimenta cuando pasa el efecto de ciertas drogas como la cocaína.

El seguimiento también puede ser usado como una evaluación en la cual se señalan los aspectos que funcionaron en la escena y cuáles no. Es una oportunidad de aprendizaje para el futuro.


¿Qué es lo que se obtiene al practicar el SM?

En palabras de Javier Sáez, un teórico queer español:

Fundamentalmente un placer extremado que no conseguiríamos con otro
tipo de prácticas. No existe un sadomasoquista tipo como no existe nadie que
otorgue el mismo significado ni obtenga idéntico placer con una misma práctica.
Cada persona erotiza un tipo de conducta. Los que nos acercamos al SM erotizamos
las relaciones de intercambio de poder e incluso, en cierta medida, erotizamos
cierto dolor físico dentro de un contexto sexual placentero (...) Al llegar más
lejos en la realización de nuestras fantasías estamos atreviéndonos a
escenificar una mayor intensidad y creatividad en el deseo.
[26]

Cada persona podría dar razones diferentes por las cuales disfruta de estas actividades y las busca a pesar de todos los obstáculos. Al principio es común que se sienta culpabilidad y que se trate de olvidar el tema. Es así como muchos terminan escogiendo a personas “vainilla” como pareja. Las teorías que tratan explicar el gusto por estas actividades van desde los más complicados dramas edípicos hasta explicaciones relativamente simples de la bioquímica. Sin embargo, es muy posible que las razones más poderosas sean desconocidas para el sujeto ya que al estar en el dominio de las fantasías sexuales tienen mucho de motivaciones y contenidos inconscientes. Cada cual tiene la opción de explorar las razones particulares de su deseo, si esa indagación se le hace necesaria. Ninguna de las teorías existentes se considera como la única y verdadera. Las experiencias varían tanto que las explicaciones disponibles deben ser multicausales y provisionales.

Varios autores mencionan que hacer SM es una excelente manera de lograr que la persona este presente en el aquí y el ahora. Es imposible escapar de la sensación del látigo que golpea contra la piel, te obliga a habitar el cuerpo y a procesar las sensaciones que pasan por él. Esto es especialmente importante para quienes tienen la tendencia a intelectualizarlo todo.

Por paradójico que parezca, es bastante común escuchar que al someterse las personas experimenten una sensación de empoderamiento. Que el pasar por una situación tan intensa, ser capaz de aguantar dolor, satisfacer las exigencias y complacer al dominante, le permite al sumiso estar orgulloso de sí mismo y de su fuerza interior. “El SM se trata de contradicciones y paradojas en las que la indefensión simbólica puede empoderar y la crueldad simbólica puede sensibilizar.” [27]

El SM puede servir para expresar deseos ocultos o prohibidos. Hay personas que se quieren sentir necias, malas, perversas, transgresoras y así poder explorar sensaciones como la culpa y la vergüenza. Quizá también sea visto como una manera de hacerse dueño de la propia sexualidad, al atreverse a actuar las fantasías ocultas. De aceptarse a sí mismo por tener ese tipo de pensamientos y deseo en vez de sentir culpa.

Una vez partícipe en una escena en la que hacia de esclava. El atuendo de esa noche era bastante revelador, además llevaba un collar de cuero negro con un anillo plateado grande al frente conectado a una cadena de la cual me llevaba mi Ama. Finalizando la noche entró en un grupo de despedida de solteras al local; una docena de mujeres que obviamente estaban en el lugar equivocado. Se paseaban nerviosamente de un lado para otro sin despegarse ni un centímetro la una de la otra. A mi pareja le pareció divertido ir a escandalizarlas un poco más, así que me ordenó levantarme y seguirla. Me llevaba de la cadena y caminamos hacia ellas. Apenas me vieron esas mujeres había una cantidad de ojos y bocas abiertas apuntando hacia mí. Usualmente soy bastante tímida, especialmente en situaciones grupales, pero en ese momento me inundó una sensación de poder y me llené de confianza. Caminé derecha enfatizando cada paso con el movimiento de mis caderas, sonriente y con la mirada fija en las mujeres del grupo. Quería que vieran lo contenta y orgullosa que me sentía en ese momento. Luego hablando de esa parte de la escena con mi pareja, nos contamos lo significativo que había sido ese momento para ambas. De cómo nos sentimos de orgullosas mientras nos paseábamos entre las chicas “normales”.

En los juegos SM constantemente te enfrentas al sentimiento de vergüenza. Siempre nos esforzamos por mantener una imagen de confianza en nosotros mismos y control de las situaciones y nos angustiamos terriblemente cuando sucede algo que amenaza esa imagen. Hacer de bottom consiste en hacer añicos esa imagen sometiéndose a actos que van mucho más allá de los típicos temores sociales. Hay una sensación de liberación embriagante después del pánico inicial. Te das cuenta que te puedes permitir ser humillado y que vas a poder soportarlo y que alguien aun así te va a amar. Puede que el dominante adivine tus temores y calcule que eres capaz de tolerar o que lo hayan planeado de esa manera.

Una vez fui a una discoteca con una mujer dominante espectacular. Ella se dirigió hacia la parte de atrás donde había un sofá rojo y yo la seguí. Cuando se sentó en el sofá, dudé un momento porque no estábamos en un bar SM, pero era la noche brasilera en una discoteca gay alborotadísima así que me arriesgué y me arrodillé frente a ella en vez de sentarme al lado. Nos dirigimos una mirada de complicidad señalando que ambas nos sentíamos a gusto con la situación. Sucedió lo mismo que en la otra escena, una sensación de poder paradójica, al sobrepasar los límites de la vergüenza y de los usos sociales.

El solo hecho de ser una actividad considerada como juego y que incluye tanto contacto físico sirve para liberar tensión de la vida diaria que se acumula en el cuerpo. El SM puede producir una cantidad de sensaciones en el cuerpo que se magnifican al erotizarlas, las personas que lo practican buscan estímulos fuertes y desarrollan la capacidad para experimentar y disfrutar una gran cantidad de sensaciones. Muchas personas lo utilizan para descargar energía y relajarse.

El SM también puede servir como catarsis. A veces el objetivo de una escena es producir una sobrecarga que permita la liberación de emociones que no se han podido expresar. Si el sumiso cree que esto puede suceder o sabe que eso es lo que desea de la escena, lo debe comunicar en la negociación para que el otro esté preparado y no vaya a creer que está haciendo algo mal.

El SM puede ser usado para lograr estados espirituales o estados alterados de conciencia. Hay personas que reportan tener experiencias en las que se salen de sus cuerpos o logran fuertes conexiones psíquicas.

En mucha de la literatura SM se dice que el principal deseo del sumiso es el de complacer al dominante. Es un deseo que se vuelve principio organizador de su vida y se extiende más allá de la esfera erótica. La vida entera se vuelve una obra que requiere de un perfeccionamiento que se le ofrece al dominante pero que en últimas beneficia al sumiso. Es así como se hace posible la realización personal y la exploración de potencial, una fuerza que emana del poder del dominante y que sostiene al sumiso.

Encontramos un ejemplo de esta perspectiva, en la película norteamericana Secretaria de Steven Shainberg, 2002. En la que vemos a una mujer neurótica atormentada por conflictos interiores que solo encuentran salida al producirse dolor ella misma. Es así como adquiere el hábito de cortarse y hacerse lesiones con varios objetos que utiliza particularmente en momentos de tensión. Es su manera de manejar la angustia y de hacer aparecer en el cuerpo, el dolor innombrable del alma. Esta mujer se encuentra paralizada para la vida y es totalmente dependiente de su familia. Cuando obtiene su primer trabajo de secretaria emprende una relación con su jefe que le permite hacer cambios importantes. Cuando él la sorprende cortándose, se le acerca y le ordena que no vuelva a lastimarse a sí misma. Esto viniendo de él en la forma de un imperativo es suficiente para dejar de hacerlo. Ya tiene algo que la sostiene. Un contenedor para la angustia. De ahí en adelante, él le da órdenes que tienen que ver con su aspecto físico, la ropa que utiliza, la manera en que camina y hasta lo que come. Sostenida por su deseo, ella es capaz de hacer los cambios deseados en su vida al obedecer las órdenes de su jefe.

(Ver Anexo 8: “Una historia de amor”. Una carta que manda un hombre a un sitio web en España en el que narra una historia sobre el efecto positivo que ha tenido en su matrimonio el incorporar juegos SM.)


Para las personas que logran entender el placer del dominante porque en cierta manera parece “lógico” querer sentirse en control y poderoso, pero les confunde el del sumiso, quizá se imaginan que de la única manera en que podrían acceder a hacerlo sería estando locos o bajo coerción, puede sorprenderles el hecho de que, en la comunidad SM, se sabe que la mayoría de las personas prefieren el rol de sumiso. El dominante debe asumir una enorme cantidad de responsabilidad para que el sumiso se pueda abandonar al placer de manera segura. Debe aprender a manejar complejos aparatos e instrumentos que además suelen ser costosos. Le toca hacer gran parte del trabajo físico que puede ser extenuante y no tiene la experiencia del viaje de endorfinas que tiene el sumiso. Incluso las personas que son capaces de ocupar ambos roles suelen decir que prefieren hacer de bottom. Por supuesto que el otro lado también tiene sus beneficios, si no, no habría quien lo hiciera.

Para ser dominante, parece ser necesario tener cierto tipo de personalidad que necesita sentirse importante y en control. Es la responsabilidad del sumiso ganarse el derecho de merecer la atención del dominante y de asegurarse de que sus necesidades estén por encimas de las propias. Hay personas que encuentran irresistible el hecho de que alguien esté dispuesto a hacer cualquier cosa por ellos y la muestra de lealtad y devoción les funciona como afrodisíaco. En Secretaria, el jefe pone a prueba a la secretaria al ordenarle que se quede sentada en el escritorio con las palmas al frente. No especifican cuánto tiempo pasa, pero es claro que es más de un día entero. Ella no se para al baño, ni a comer, ni beber. Obedece su orden hasta que viene por ella para luego cubrirla de atenciones conmovido por su obediencia.

En una cita entre un dominante y un sumiso en rol, se da por sentado que el sumiso le ofrece algo para tomar, va y se lo trae y pide permiso si quiere algo para sí. Si están en un lugar en que se puede llevar las cosas más lejos, no se sentará al lado sino que se arrodillará donde se le indique y cumplirá con las órdenes que le sean dadas. Casi siempre el sumiso lleva algo que le recuerda de su status. Puede ser un collar, cadenas o soga debajo de la ropa, pinzas en los pezones o un vibrador que el otro controla a su antojo, esta sensación de poder suele ser irresistible para ciertas personas con esa inclinación.

Estas solo son algunas razones comunes entre muchas otras particulares de cada sujeto para incorporar estos juegos en sus vidas.

Ahora abordaremos una pregunta (o reproche) que a mi modo de ver suele ser la más incomprensible para la mayoría de la gente y que yo misma me hacía al comenzar la exploración con el SM: ¿Cómo es posible disfrutar del dolor?

Pat Califia ofrece la siguiente respuesta:

Quisiera simplemente enfatizar que el placer es la meta de toda
actividad sexual humana. Ya sea que hablemos de masturbación, coito o
flagelación, la meta de alcanzar una descarga placentera y catártica es
idéntica. Lo que hace la gente SM para satisfacerse puede parecer extraño y
martirizante, pero la meta es lograr un estado de éxtasis y mejorar el
orgasmo.
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La respuesta podría ser, primero, el SM no necesariamente involucra dolor. El intercambio de poder es más importante para el SM que las sensaciones físicas intensas, el castigo o la disciplina. Segundo, el dolor es una experiencia subjetiva. Dependiendo del contexto, una sensación puede que te asuste, te haga enojar, te anime a hacer algo, o te excite.

Aquellos que no están familiarizados con el SM con frecuencia no pueden entender como el dolor puede ser erótico, placentero o de hecho deseable. Usualmente asociamos el dolor con el malestar físico y el sufrimiento. El dolor es un mecanismo desarrollado para advertir del peligro, y para producir un alejamiento del organismo de la fuente de ese peligro. Si el sexo se supone que es para sentirse bien, ¿cómo puede ser bueno sentir dolor? Vivimos en una cultura en la que se evita el dolor a toda costa. Por lo tanto se considera que la gente normal no disfruta del dolor. Entonces, ¿cómo puede una persona aceptar que le produzcan dolor y hasta llegar a encontrarlo excitante?

Las prácticas SM demuestran que el dolor puede ser extremadamente placentero para algunas personas. Por un lado, hay una distinción muy fina entre el placer y el dolor y a muchas personas les gusta poner a prueba esa línea, junto con su fuerza y resistencia. Adicionalmente, cuando el cuerpo experimenta dolor, suelta endorfinas y otras sustancias químicas que intentan inhibir el dolor, estas hormonas te pueden hacer sentir excitado, eufórico o lo que conocemos en el vocabulario de las drogas como “trabado”.

Además, los juegos de BDSM suelen incluir un elemento de (falsa) agresión que obtiene dos resultados físicos. Primero, por más que uno sepa intelectualmente que es una fantasía, que no va a ser lastimado y que no corre peligro, el cuerpo reacciona a los estímulos igual que ante una amenaza real. Los latidos del corazón se aceleran, también la respiración y se desencadenan todas las reacciones habituales frente al peligro. Esa reacción se produce porque, ante la amenaza percibida, el organismo segrega adrenalina para preparar al cuerpo para luchar o para huir. La sensación de alerta y la euforia provocada por la adrenalina es agradable y está en la base de muchos otros placeres humanos. Entre estos están los deportes extremos y la atracción por las montañas rusas y las películas de terror.

Adicionalmente, ante el dolor, el organismo segrega otras sustancias de efectos agradables que son las endorfinas. La finalidad de las endorfinas es la de aliviar el dolor después de que éste cumplió su función, y además son estimulantes y afrodisíacos. Son analgésicos naturales, y la causa de que muchas drogas produzcan efectos. La morfina y otros opiáceos funcionan porque son parecidas a las endorfinas y se conectan a las terminales nerviosas de la misma forma y cumpliendo la misma función que éstas.

La adrenalina y las endorfinas hacen que cambie la percepción del dolor. Se puede soportar mucho más, y golpes que serían dolorosos en otras condiciones se vuelven placenteros. Cualquiera que se haya hecho un tatuaje o un piercing se habrá dado cuenta de esto. Miremos también una reacción típica cuando alguien se golpea muy duro y no puede dejar de reírse. Es una sensación de euforia que inunda el cuerpo para protegerlo de una sensación intolerable.

Una paliza erótica, debe comenzar suave y lentamente e ir incrementando lentamente la intensidad, para dar tiempo a que la adrenalina y a las endorfinas actúen. Si todo se hace bien, el sumiso entra en un estado que se conoce como “sub-espacio” que es equivalente a la excitación producida por las drogas, y que ha sido comparado también al éxtasis religioso. Se pierde el contacto con la realidad, se deja de percibir el dolor, y la persona se siente flotando, en paz con sí mismo y con el universo. Ese estado de éxtasis es frecuentemente comparado con el orgasmo genital. Aunque no siempre se logre este estado, que no es fácil de conseguir, el sumiso siente la euforia provocada por la adrenalina y las endorfinas. De ahí que la gente no disfruta del dolor en sí mismo, sino a consecuencia del dolor por los efectos que este desencadena en el cuerpo.

Jay Wiseman piensa que algo importante, sobre lo que no sabemos mucho, sucede en la mente de un masoquista. Las personas que responden profundamente al dolor erótico, tienen un rango de respuesta diferente al dolor que merece mayor análisis y que sus reacciones no pueden ser explicadas satisfactoriamente por la simple teoría de que están aburridos del sexo regular y por lo tanto necesitan más estimulación para excitarse. Él mismo dice que ha utilizado el dolor como herramienta para el crecimiento, para sobrecarga sensorial, para alcanzar estados de éxtasis, como herramienta para la iluminación, para la exploración interna, para crecimiento personal y para revivir y sanar el pasado.

Muchos masoquistas reportan entrar en un estado alterado de conciencia. Si se sienten protegidos y seguros con la situación y las personas con las que están son capaces de relajarse y entregarse a un nivel asombroso. Entran en un estado mental en el que los golpes ya no se sienten desagradables (los golpes con una pesada paleta de madera se sentían como leves gotas de lluvia cayendo sobre una parte lejana de mi cuerpo). Los masoquistas parecen tener estados mentales parecidos a los yogis, fakires y otras personas que siguen caminos que involucran estados de conciencia alterados.

También aclara que no es cierto que haya variaciones en el umbral del dolor. La investigación médica ha comprobado que todas las personas comienzan a sentir dolor, en casi idéntico grado de estimulación. Lo que sí parece ser verdad es que las personas varían bastante en la manera en que reaccionan al estímulo doloroso, y hasta cierto grado, se pueden aprender maneras diferentes de reaccionar a esos estímulos.

Según Jay Wiseman, el sistema límbico también podría tener algo que ver con esto. Es la parte del cerebro asociada con las emociones, pautas instintuales, impulsos, aprendizaje y memoria. El estímulo de ciertas partes del sistema límbico puede hacer que la persona sienta ira, placer, miedo o excitación sexual. Adicionalmente, el estimular ciertas partes del sistema límbico puede hacer que otras partes también se activen. Por ejemplo, al estimular la parte de la ira puede que estimule la parte sexual. Esto a veces se conoce como el fuck/flight sindrome. A veces se expresa cuando una pareja está en medio de una discusión acalorada y de repente se dan cuenta de que están muy excitados y quieren tener sexo en ese instante. O cuando luego de tener una relación sexual muy satisfactoria, una persona de repente inicia una pelea con el otro, sin ninguna razón evidente. Entonces surgen las siguientes preguntas: ¿Podría haber una especie de conexión mayor entre la sección para la excitación sexual del sistema límbico y la sección para la ira (dominación) y/o el miedo (sumisión) en el cerebro? ¿Será posible que la estimulación de un área cause una estimulación mayor a la del promedio en otra sección?

Todas estas teorías son hipótesis parciales basadas en la especulación surgida de la experiencia. Los jugadores SM saben que algo sucede en ellos cuando reaccionan de esta manera ante los estímulos presentados por sus actividades pero reconocen que hace falta estudios científicos que las pongan a prueba.
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Notas
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[1] Javier Sáez. El macho vulnerable: pornografía y sadomasoquismo MACBA, 6 de junio de 2003. http://www.hartza.com/posporno.htm
[2] Jay Wiseman. SM 101: A realistic Introduction. San Francisco:Greenery Press, 1996. p. 40 De aquí en adelante todas las traducciones de este libro son mías.
[3] Ibíd., p. 44
[4] Dossie Easton and Janet W. Hardy, The new bottoming book, Oakland: Cal. Greenery Press, 2000. p. 5 De aquí en adelante todas las traducciones de este libro son mías.
[5] Dossie Easton and Janet W. Hardy, The new topping book, Oakland, Cal. Greenery Press, 2003. p. 24 De aquí en adelante todas las traducciones de este libro son mías.
[6] Patrick Califia, 2001. p 33
[7] Easton y Hardy. 2003. p. 28
[8] Grupo Samois, Coming to power: Writings and graphics on Lesbian S/M. San Francisco: 1981. p. 31 De aquí en adelante todas las traducciones de este libro son mías.
[9] Patrick Califia, 2001. p.46
[10] Wiseman. Op. cit.
[11] Pat Califia, 2001. p.18
[12] Grupo Samois. Op. cit. p. 15
[13] Ibid, p. 35
[14] Ibid, p. 36
[15] Easton y Hardy, 2003 p. 12
[16] Pat Califia. 1994 p.171
[17] Grupo Samois. Op. Cit p 104
[18] Ibid. p 21
[19] Ibid. p 36
[20] Ibid. p 36
[21] Ibid. p 104
[22] Ibid. p 91
[23] Ibid. p 90
[24] Pat Califia & Robin Sweeney, The Second Coming. Los Angeles, CA. Alyson Publications. 1996. p. 205. De aquí en adelante todas las traducciones de este libro son mías.
[25] Patrick Califia, 2001. p.88
[26] Javier Sáez El macho vulnerable: pornografía y sadomasoquismo MACBA, 6 de junio de 2003. http://www.hartza.com/posporno.htm
[27] Easton y Hardy, 2003. p.30
[28] Patrick Califia, 2001 p.104